Capitulo 6; La tentación

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-Parece que todo esta en regla –Roberto llevo la taza de café a sus labios mientras sostenía uno de los papeles en sus manos

-Eso parece –Elena soltó la carpeta sobre el escritorio y se levanto molesta

-No te ves muy contenta –Roberto sonrió mirándola caminar por el despacho

-Tenia la esperanza de encontrar alguna irregularidad en las cuentas –Suspiro –De poder hacer un poco mas dolorosa la situación para Gonzalo Barquero

-Estoy seguro de que ya encontraras otro modo –Roberto levanto una ceja

-Por supuesto –Elena camino de nuevo hacia la mesa, guardo los papeles y cerro la carpeta guardándola en un cajón -¿Qué tal mis nuevas tierras?

-Estan arreglando el nuevo vallado para incluir las hectáreas de la Hacienda vecina –Roberto la miro sonriente –El nuevo limite de la Hacienda

-Pues entonces ire a ver que tal va –Elena camino hacia la puerta y salio del despacho seguida por el  

Cuando salieron al patio se encontraron a Gonzalo hablando con su hijo Lorenzo, ambos posaron la vista en ellos

-Buenos días señores –Elena se paro ante ellos con una sonrisa

-¿Todo bien doña? –Gonzalo la miro a la cara

-Perfectamente –Ella asintió –Voy a ver como van los nuevos limites de mis tierras

-¿La acompaño? –Lorenzo pregunto sonriente mientras la miraba de arriba abajo

-No es necesario –Elena reprimió una sonrisa –Me llevare a uno de los empleados –miro suspicaz a Gonzalo –Oscar

-Bien –Gonzalo apretó la mandíbula y asintió, para ella no paso desapercibida la tensión del hombre al oír ese nombre

-¿Quieres que me encargue de algo en especial? –Roberto la miro de reojo

-Ve al pueblo, a ver como va la remodelación del bar –Elena camino hacia las cuadras -¡Y pásate por el hotel!

-¡De acuerdo! –Roberto sonrió y entro a la casa 

-Doña –Oscar la miro un instante antes de seguir con su trabajo

-Prepara mi caballo –Elena le observo moverse por los establos –Y prepara otro para ti

-¿Para mi? –Oscar la observo con el ceño fruncido

-Me acompañaras a las lindes de mis tierras –Camino hacia su caballo y lo tomo de las riendas para acariciarlo –Date prisa

La DoñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora