Yo soy su amante

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Las cosas no habían acabado ahí, Kagami seguía sintiendo que alguien le seguía, algo que no era humano. Pero creía haberse vuelto loco. Tenía que estarlo, incluso, había escuchado que había un nombre para esa extraña enfermedad metal. No quería imaginar que él la tenía. Pero...lo sentía, no sólo a mitad de la noche, sino igual en medio día, cada que él salia a las calles, cada que él estaba fuera de casa sentía esa mirada y escuchaba los pasos detrás suyo y así mismo cada que volteaba, no veía a nadie. 

Y Kagami en un intento por aclarar su cabeza, habla con la persona que cree más indicada para este asunto, era alguien que siempre le confió sus más íntimos secretos, así que, por qué no, contar este estaba de más. 

Había invitado a Kuroko al Magi, se vieron esa misma tarde después del entrenamiento, y los dos caminaron juntos a el servicio de comida rápida. Kuroko se le había re-pegado a Kagami como si fuese un niño con temor a separarse de su madre, o así lo vio Kagami, le pareció dulce y a la vez extraño, pues Kuroko era tan reservado incluso con su relación, y no permitía que ellos fuesen tan evidentes, seguramente ni siquiera sus padres sabían de eso al respecto. Lo cual era lo contrario a Kagami, siendo él de América decirles a sus padres que ahora tenía una relación no era algo tan anormal. Recordaba que al principio parecían no querer procesarlo, pero mandando vídeos de sus partidos junto con él, lo último que escuchó al respecto fue:

"Ya veo porque te enamoraste." 

Eso era una especie de aceptación ¿verdad? Tenía que serlo, de lo contrario hubieran sido más directos diciendo algo como "Piensa muy bien con quien estás saliendo, recuerda que es un chico." Pero no. Se había perdido entre sus recuerdos en ese momento y sacudió su cabeza en un intento por volver a su realidad. 

—¿Por qué no has tomado tu malteada?—Kagami le preguntó al celeste quien lo miró pensativo, al parecer él igual había estado en otro mundo no mucho después que él. Era realmente extraño, pues Kuroko lo primero que hacia era llevarse el sorbete a la boca para saborear su malteada favorita. Pero Kuroko respondió: 

—No tiene buen sabor. 

¿Que no tenía buen sabor? ¿De verdad? Kagami desconcertado tomó la bebida, seguramente ya no servía y por eso el sabor extraño. Cuando el más alto la probó por si mismo quedó mucho más confundido que antes. ¡Estaba deliciosa!

—Es tu favorita, pero esta bien, seré yo quien la tome. 

—Gracias, ¿qué es lo que querías decirme? Kagami-kun. 

—Oh, bueno—Dijo sorbiendo un poco de la bebida para ponerla de nuevo sobre de la mensa—Las cosas...han estado un tanto extrañas, y siendo mi sombra eres la única persona a la que puedo contárselo, seguramente me verás como un loco. La realidad es esta—No quería decirlo, pero ya había comenzado a hablar—He sentido que alguien me está siguiendo a todas partes a las que yo voy, pero esto sucede únicamente cuando yo me encuentro solo, quiero decir, es en el día y en la noche, esto parece seguirme a todas partes, puedo sentirlo y sobre todo puedo escucharlo, no te lo estuviera diciendo si sólo me hubiera pasado una vez, no, esto me está pasando cada vez más. Y no creas que eso es  todo, pues volteo y no veo nada, pero cuando doy las espaldas puedo sentir una fuerte presencia, sí ya sé, estoy loco...Pero hablo de una presencia no humana. 

Kuroko se mantuvo callado por unos segundos después de escucharlo, pero no parecía impresionado, no quería asustarlo, tampoco parecía pensar que Kagami se había vuelto loco, y casi causa eso contra su amante pues el no saber su opinión en ese mismo instante lo estaba matando vivo. 

—Kagami-kun—Casi parecía molesto en cuanto le nombró—Has estado muy raro últimamente, todo el equipo lo ha dicho y me ha preguntado qué es lo que te ha estado pasando, al igual que tu rendimiento en los entrenamientos no es el mismo...Me tienes preocupado, si estás cambiando, estas actuado muy diferente a como solías ser antes, y eso no debe ser. 

Y...¿Quién es él? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora