A Kagami le dolía el cuerpo, le pesaban los brazos y le ardía el pecho, hizo un gran esfuerzo y se tardó un poco en abrir los ojos por completo y comenzar a ver de manera clara. Se tardó más en levantarse pues se quedó en cama por unos momentos mirando al techo pareciendo perdido entre sus pensamientos.
Se sentía extraño, triste, asustado, enojado, ¿por qué? Era un poco molesto aquella sensación sin razón aparente. Se escuchó un sonido en la cocina el cual le hizo voltear en esa dirección.
—¿Quién es?—Preguntó en voz alta y se dio cuenta de la débil voz que tenía, apenas si el mismo pudo escucharla, la garganta...Kagami se puso la mano en el cuello y se sobó ligeramente, le ardía como no era posible, como si hubiese sido forzada por mucho tiempo.
No se tardó nada en escuchar pasos que iban directo a su habitación y a pocos segundos Kuroko entró con una bandeja que contenía hamburguesas y un batido de vainilla.
Kagami trata de levantarse, y lo hizo pero segundos después de posar sus pies en el suelo estos simplemente le desobedecieron y cayó nuevamente en cama.
—Kagami-kun, tienes que descansar, estás increíblemente débil.
—Kuroko...no lo entiendo...
—Estás enfermo, Kagami-kun, por eso estás desorientado, dormiste mucho, y necesitas hacerlo, recuéstate por favor, te hice de cenar.
—¿Cenar?¿enfermo? Kuroko...
Kuroko se sentó sobre una silla que acomodó a costado de Kagami, tomó el batido y le metió el sorbete en la boca.—Bebe, así tu garganta va a mejorar, tendrás más energías también.
Kagami sonrió enternecido por aquel acto, su amante estaba siendo en realidad muy atento. Lo tomó y aunque este tenía un sabor...diferente al de siempre lo bebió todo, era su amante quien lo había preparado de todas maneras. Miró a su ventana y se dio cuenta que en realidad era de noche, ni siquiera recordaba haber ido a la cama, ni que Kuroko estuviera en casa, por Dios, ni la semana podía recordar.
—Kuroko...¿podrías decirme...qué día es hoy?
—Sábado, Kagami-kun.
Miró sus ropas y esta sólo era la pijama, si era sábado y Kuroko estaba aquí significaba que...
—¡Kuroko! ¡el concurso! era hoy, hoy...el premio—Se le vino el mundo abajo—El premio...
Kuroko rió y se acostó a un lado de Kagami sobre la cama, el más alto pensó que Kuroko estaba un poco más cariñoso de lo normal, normalmente quería su espacio de todos los días, y no le gustaba mucho los afectos, pero ahora...
—Está bien, estar contigo me es suficiente.
Un rayo desde el cielo cayó a las afueras y fue tan fuerte que incluso iluminó la habitación por medio de la ventana. Kagami se sobresaltó y por impuso se levantó, tambaleó unos momentos pero logró estar de pie, eso le sorprendió a Kuroko, era verdad que la luz natural tenía unas energías y fuerzas increíbles.
Aunque Kagami se preguntó ¿por qué se había levantado en el momento? había sido miedo, si, pero no miedo a los rayos, sino a otra cosa, era extraño...no sabía ni de lo que pensaba. Miró a su celeste quien le miraba confuso por la acción inesperada.
—Kagami-kun, durmamos justos esta noche.
—Esta bien, Kuroko.
Kagami decidió dormir, pues seguramente esta delirando gracias a que estaba enfermo, se le había ido el carnaval, lamentablemente, ahora tendría que ahorrar para llevar a Kuroko a donde siempre ansió tenerlo, esta bien...si era por Kuroko estaba bien.
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Y...¿Quién es él?
FanfictionKagami ha ganado el concurso de hamburguesas en un carnaval, con el premio de ir a ver la aurora boreal el cual expira en dos semanas. Siendo amante de Kuroko desde hace un tiempo decide compartir ese viaje con él. Pero esa misma noche de tormenta s...