Fuerza y Energía

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Kagami no supo por qué corrió en ese instante. Era por miedo claramente, pero ¿Por qué había sentido miedo? ¿Por qué pasó lo que pasó? Cuando Kagami dejó de correr se detuvo mirando al suelo sin prestarle atención a este. Caminó con tranquilidad aunque era lo menos que podía sentir en esos momentos.

Estaba un poco cansado, y sintió un leve jalón en su manga derecha, al voltear pudo ver bien el rostro de Kuroko y le recorrió un escalofrío en donde ahogó un grito. 

—Me tenías preocupado. ¿Qué es lo que tienes?

Kagami guardó silencio pues, no sabía como era la mejor forma de contestar "Escuché tu voz aun cuando no estabas hablando, parecías asustado, más asustado que aquel día" Pero ¿cómo iba a decir tal cosa? Estaba loco, eso debía de ser...

—Nada, es sólo que estoy algo cansado, es todo.

—Una luz jamás puede estar cansada del todo, Kagami-kun, ¿aún quieres ir a tu casa?

—Aún quiero, Kuroko.

Cuando ambos entraron a casa, Kagami se quitó los zapatos y Kuroko le imitó la acción. Estaban solos nuevamente, pero Kagami ahora se sentía más nervioso que antes. 

—Tú casa es linda—Dijo Kuroko serio como siempre.

—Has entrado millones de veces, y jamás lo habías dicho.

—Es linda.—Repitió—Todo lo que Kagami-kun es lindo. 

Se sintió ligeramente incomodo, pero eso se fue al instante pensando que quien lo decía era Kuroko, se acercó para abrazarlo pero se detuvo con los brazos extendidos. ¿Qué pasa si escucha esa misma voz de nuevo?  Puede que estuviera loco pero...¿y si la escuchaba de nuevo?

Kuroko abrazó a Kagami ya que este no lo hizo, y se quedó quieto entre aquel abrazo en donde hundía su rostro en el pecho del más alto. Podía sentir la gran respiración de Kuroko, su aliento calentando esa zona del pecho, podía sentir incluso aquel latido lento y calmado del menor. 

Se tranquilizó de inmediato, quizá y eso era lo que lo tenía tan intranquilo, necesitaba el cariño de su amante con urgencia, lo necesitaba para cualquier otra cosa. 

—Acabemos lo de antes.—Kuroko era más directo que antes.

—Guíame ahora. 

Kuroko tomó la mano de Kagami hasta llevarlo a su habitación en donde Kuroko señaló su cama diciendo: 

—¿Puedes esperarme un momento? Siéntate, quiero cambiarme. 

—No necesitas cambiarte.—Kagami se sentó en su propia cama y atrajo de la cintura a su amante, aquel le acarició los cabellos con dulzura y le regaló una sonrisa tranquila. Eso casi hace llorar a Kagami...pues rara vez sonreía para él, y cuando lo hacia...este se sentía en ese mundo en donde tanto soñó pertenecer. 

—Entonces cierra los ojos. 

Kagami dejó de abrazar a Kuroko y se llevó las manos a los ojos. Escuchó un sonido seco y este siento tan peculiar pudo intuir a que se debía. Pero aún así quiso confirmarlo por medio de la vista. Así que lentamente, para que Kuroko no se diese cuenta, estiró los dedos, y entre su abertura pudo ver a Kuroko quitándose la ropa. El color y  la temperatura del más alto se disparó enseguida, lo había visto así miles de veces, pero jamás había pasado que el contrario fuese el de la iniciativa. Era increíble. 

—¿Puedo abrir los ojos?

—Ya los habías abierto antes. Esta bien. 

Al abrirlos nuevamente encontró a Kuroko vestido, pero tenía su boxer solamente, y como en una especie de provocarlo se dio cuenta que había cogido una de sus camisetas negras. La llevaba puesta y esta le quedaba evidentemente larga, se vería tan provocativo. Pero lo que hizo Kuroko fue sentarse lado a lado a Kagami y con un pequeño sonrojo en las mejillas miró al suelo. 

Y...¿Quién es él? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora