Mi hermano y mi padre siguen peleando y gritando. De pronto, un silencio sepulcral. Mi padre entra bruscamente a mi humilde habitación, todo sudado, abrumado y llorando. Me tomo de la mano, me metió al auto, y condujo a toda velocidad. Se detuvo en una caseta abandonada. Me golpeo fuerte con una rama y desmaye. Al despertar no pude creer lo que veía: mi padre, o lo que quedaba de él junto a una peculiar silueta que se acercó lentamente a mí...