Emily subió a toda velocidad a su habitación y se tiró a su acolchonada cama. Se tapó todo el cuerpo con su manta a pesar de que el calor era abundante. Se quedó un rato ahí y luego se paró e golpe, mirando la ventana, viendo directo a la casa vecina. Vio como Andrés seguía ahí parado en la entrada de su casa, perplejo por la reacción de que la joven Emily había tenido. Una gruesa y salda lagrima por su suave rostro. Choco sonoramente contra la peluda alfombra rosa claro. Al escuchar ese “cluc”, Emily abrió grandes los ojos. No se dio cuenta de que esa gota de agua salada como el mar, había escapado de su ojo celeste. Muchos sentimientos pasaron por su mente. Entonces decidió desahogar sus sentimientos en un fuerte grito. Y funciono. De un momento al otro se sintió mejor; no feliz, pero mejor. Entonces se levantó, ya que durante ese reconfortante grito, sus piernas se debilitaron y cayó al suelo. Se sentó en su cama y para no enojarse consigo misma, decidió burlarse de la situación por la que había pasado. Se repitió en su mente la conversación que había tenido minutos antes con Andrés…
“- Sí que lo sé... Lo que te paso fue que…- Emily improviso y fingió que su celular súper moderno que no siquiera sabía usar sonó- mmm… Lo siento me tengo que ir adiós- dijo todo tan rápido y entre-cortado q Andrés tuvo que repetir la frase dos veces en su mente para entenderla. Le dio un beso en cada mejilla y dio media vuelta.
Emily abrió rápidamente la puerta y salió rapidísimo. Andrés se limitó a quedarse parado en la entrada de su casa, pensando en cómo explicarle eso a alguien, para comenzar si explicárselo o no… Solo se dedicó a mirar como la joven más hermosa que había aparecido en su vida escapaba de él. En la cabeza de Emily, pasaron muchos sentimientos. Unos de ira, otros de miedo, o simplemente de vergüenza. Caminaba rápidamente pero no corría. Su cabello rubio se movía de arriba para abajo por cada paso que daba. Se escuchaba desde lejos los grandes pasos que daba. Abrió con tanta fuerza la puerta de su casa, que casi se arranca el brazo. La cerró de igual manera.”
Luego de pensar recordar esa ridícula situación, escucho rechinar la puerta de su cuarto. No se molestó en darse la vuelta y encarar al ser que le hace la vida complicada. Sintió una presencia a su lado. Quiso comenzar a hablar, pero Max se le adelanto.
-¿Por qué fingiste que tu celular sonó? Si está apagado… y ni siquiera sabes cómo contestarlo- dijo una suave voz. Esas palabras resonaron en la cabeza de Emily. Se preguntaba por qué lo hiso. ¿Por miedo a como reaccionaria Andrés si sabía ese secreto? Definitivamente no. A ella poco le importaba lo que pensaran los demás, en especial Andrés.- ¿Emily?
-Lo hice…- soltó un gran suspiro para luego continuar- lo hice por ti Max…
En ese mismo instante, Max se sintió un poco incómodo. Él la amaba muchísimo, más que nada en el mundo. Y a veces pensaba que ella sentía lo mismo. Emily lo quería mucho, pero no con la misma intensidad que él. Ella lo consideraba un hermano mayor al que apreciaba mucho. Max simplemente la veía perfecta, y estaba muy enamorado de ella. Y cuando ella pronuncio esas palabras, algo en su corazón comenzó a pasar. Algo que no había sentido desde que la vio por primera vez. Algo que no había sentido desde que vio a Edith… Entonces un sentimiento de pena invadió su cuerpo. Se acordó de su oscuro pasado. Era un secreto que solo él sabía, ya nadie se hubiera interesado en saber que dos niños huérfanos murieron por amor. Ni siquiera se lo conto a Emily, ya que temía que pensara que era solo el reemplazo de Edith, y se alejara de él. Un reemplazo, eso era lo que realmente era, al menos para Max. Era perfecta porque era igualita a Edith en todos los sentidos Pero él no sabía que una persona si se había interesado en descubrirlo: Andrés. Al notar que su amigo estaba en otro mundo, Emily trato de hacerlo reaccionar.
-¡Hey! Llamando al planeta Max… Responde…- dijo de broma Emily- ¿Hola?
Entonces, al notar que seguía sin prestarle atención, decidió jugar un poco y se lanzó sobre él. Pero antes de que pudiera aterrizar sobre su amigo, este ya había desaparecido. Con lo único que se encontró y choco fue con el duro piso. No le importo que se haya lastimado, y rápidamente se paró, pensando que su amigo le seguía el juego. Entonces, miro por toda la habitación, y posteriormente se dedicó a agitar los brazos por el aire, ya Max podía estar ahí, pero no se lo podía ver. Busco en los armarios, en los otros cuartos, en la cocina, en el baño, en la sala, e incluso en el jardín. Pero no lo encontraba en ninguna parte. Decidió revisar otra vez la casa. Mientras ella revisaba una y otra vez la enorme mansión, Max solo la miraba esforzarse en vano, mientras colgaba del candelabro que recientemente habían colocado. Después de recorrer unas cinco veces la enorme casa, Emily se aburrió y se rindió. Como todavía quedaban unas cuatro horas de clase, decidió volver al colegio, y afrontar las miles de preguntas de todas sus compañeras y posiblemente de director… Y obviamente, soportar la ausencia de las preguntas y halagos de Andrés… Al pensar lo de Andrés, se dijo para sí misma “No soportare cuatro horas sin escucharlo”. Se apresuró a alistar los cuadernos para sus siguientes materias: Ingles, matemáticas, música y educación física. Colocó el aburrido uniforme del colegio dentro de la, mochila, en la que increíblemente entro todo, preparo el instrumento que estaban practicando en música (flauta), alisto su calculadora, y salió rápidamente de su casa, pero no sin antes despedirse.