(Emily ´s POV)
“Cuida tu espalda Emily Rossent, nunca sabes que clases de compañía tienes” Ese montón de palabras me resonaba en la cabeza, la irritante voz de Cloe me comenzaba a quemar los sesos. ¿Cómo alguien podía ser tan cruel y cínico? ¿Qué clase de compañía tengo? Pues en mi opinión la mejor. Además, ¿Por qué habría de cuidarme la espalda de ellos? Dudo que alguno de ellos me traicione. Había tantas preguntas en mi mente…De alguna parte logre tomar coraje e insultar a una de las personas más cínicas y poderosas en cuanto a reputación del colegio. ¿Y que recibí a cambio? ¿Un premio? ¿Una medalla? ¿Al menos un “bien dicho Emi”? Pues no. Recibí un enorme, pesado y duro libro de matemáticas en la cara. Como logre mover un poco la cabeza, el libro me llego de costado, haciendo explotar mi labio, el cual ahora se desangraba, manchando toda mi ropa y mis manos. Caí de rodillas, sintiendo un líquido tibio brotar de mi boca y posteriormente caer y deslizarse por entre mis dedos. No pude reaccionar, no sabía qué hacer. ¿Huir de toda la muchedumbre que se había formado a mí alrededor? ¿O ir tras Cloe y arrancarle la cara con mis propios dedos? Claro que prefería la segunda, pero la verdad es que ninguna de las dos era una buena opción. Decidí quedarme a esperar ayuda, ya que mis piernas se habían debilitado, y no tenía ni la menor gana de esforzarme para hacerlas funcionales. Lo único que pude hacer es llevarme la mano a la boca para evitar que mi sangre manche el suelo. No quisiera que los demás se resbalaran con sangre ajena, me parece que les resultaría asqueroso. Vi a Fernanda abrir los ojos como platos, y precipitar sus manos a su boca para luego salir corriendo. Había olvidado que ella le tiene fobia a la sangre, y que cada vez que la ve, le dan ganas de vomitar. No la culpo. Si hubiese visto a una chica en mi estado actual, igual me hubiera asqueado un poco.Esa voz que tanto odiaba desde entonces comenzó a susurrar algo.-Bueno, olvídate de cuidar tu espalda, mejor te cuidas la cara Emily Rossent. Vámonos chicas.Se rio, se dio la vuelta y se marchó moviendo exageradamente las caderas y sacudiendo la minifalda que llevaba puesta. Paula exploto en risas, y levanto la palma de la mano para que Cloe la chocara con la suya. Pero ella lo único que hiso fue rechazarla y gritarle “no seas estúpida”. Lara, por su parte, me miro tiernamente, pero al escuchar la voz de Cloe llamarla, solo dijo un suave “lo siento”. Se agacho y recogió su libro ensangrentado corriendo hasta uno de los lados de Cloe. Seguí a esta última con la mirada, esperando supongo que me salgan rayos laser de los ojos e incinerarla, que es lo que quería más en este momento. Pero obviamente no paso. Solo paso que Andrés se abrió paso entre el circulo de gente que no parecía dispuesta a hacer nada, y Cloe que se acercó a él y recorrió con sus flacos dedos el pecho de Andrés, desde su hombro, hasta la mitad de su tórax, mientras le susurraba algo que logre escuchar. “Que torpe tu amiguita ¿no?” Este la miro con tanto odio que hasta a mí me dio miedo, aunque ella le hiso caso omiso y salió del lugar riendo sonoramente.Sentía todo mi cuerpo temblar, no de miedo, sino de ira. Y entonces lo sentí otra vez, ese sentimiento, esa voz interior tan grave y profunda que asustaba. Esa voz que me decía “no te quedes ahí, mátala”. Lo que sentí ayer en el baño. Mi sudor se mezclaba con mi sangre, lo que comenzó a darme un poco de asco. La verdad, es que no estoy del todo segura de por qué me pasa eso cuando estoy bajo demasiada presión, o cuando veo mi sangre, -y ahorita tenía mucho de ambas partes- pero creo que la versión que contare ahora es la razón por lo que me pasa eso.Bueno, digamos que mi anatomía no es del todo normal. Lo que pasa es que tengo todos esos “síntomas” en cierto modo por culpa de Max. El pues… se metía demasiado a mi cabeza de pequeña, ya que yo no hablaba mucho y él se desesperaba porque no le contaba mi pasado. Se metía a mi pequeño cerebro, por donde me mostraba cuentos y yo le mostraba mis pensamientos. Entonces, por haber controlado demasiado mi mente, supongo que me “arruino” el cerebro, y por eso cada vez que estoy bajo presión, mi mente enloquece y me vuelvo un ser similar a Max hasta que me calme, entonces vuelvo a ser la humana común y corriente que soy. Al menos esa es la versión que Max me contó.Dejando atrás la pequeña anécdota de mi trágica infancia, me di cuenta de que unos brazos tibios hicieron contacto con mi fría piel. Moví levemente la cabeza y mire de reojo a Andrés, quien me miraba con preocupación. Lo veía mover los labios, y mirarme con los ojos bien abiertos. Me estaba diciendo algo, pero no lo podía escuchar. Lo mire confundida. Entonces, sentí un sonido agudo, como el de un silbato penetrar por mi oídos, rompiendo mis tímpanos. De pronto, un silencio se instaló. Abrí los ojos y todo se veía en blanco y negro, y tenía los cinco sentidos más alertas que nunca. Cuando mi amigo intento cargarme, instintivamente me revolví como un gusano intentando zafarme de su agarre. Claro que fue en vano.Pero lo peor de todo esto es que mi cabeza me ardía, sentía como si me la estuvieran apretando y apretando con mucha fuerza. Las voces. Las voces otra vez rodeaban por mi cabeza, me gritaban, me insultaban. Tomaron control de mi voz e intentaron utilizarla para decir algo en voz alta. Yo cerraba la boca para evitar que esas voces salgan, aunque aún se escapaban murmullos.Todo estaba pasando otra vez…___________________________________________________¿Qué tal les parece el maratón? Espero que les guste y que este recompensando la tardanza, que de nuevo lamento. Continúen Parte 2/3
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GO!