(NARRADOR)
La casa, era enorme. Las tejas eran de color azul oscuro. Las paredes color crema no tenían ni una mancha. La puerta era de caoba. Marcela abrió con delicadeza la puerta, e hiso una seña para que Emily pase. A l entrar a la mansión, esta quedo sorprendida. Los muros eran más blancos que la nieve. El piso era de un color de madera casi negro. Al adentrarse más, lo primero que vio fue un juego de sofás de seda blanca en frente de una puerta de vidrio corrediza que llevaba al enorme jardín.
Emocionada, Emily salió al patio. El pasto era muy verde y estaba uniformemente cortado. Había flores de todo color. En medio del jardín, un enorme sauce rodeado de piedrecillas blancas y negras a los pies del tronco, le brindaban sombra a un par de sillas de playas color crema sencillas, y una tercera del mismo color solo que con diseños abstractos de flores. Dio una media sonrisa por el lindo detalle de sus nuevos padres. Continuando con el recorrido, Emily se dirigió hacia su habitación. Una puerta rosa clarísima, casi blanca, en el fondo de un pasillo. Esta se adentró en el cuarto: una cama de dos plazas con fundas del color de los muros y la puerta, es decir rosa claro, era lo primero que se veía, con dos mesitas de dormir a los dos lados. Luego vio un gran velador con un enorme espejo. Este tenía de todo: en un cajón, hartísimo maquillaje, en otro, miles de cremas para cada parte del cuerpo. Sobre el velador, cepillos, peines, coletas... Pero algo atrajo la atención de la joven adolecente, las puertas del ropero, blancas y de madera. Esta las abrió y encontró muchísima ropa, desde cortos vestidos blancos con estampados de flores, hasta chaquetas de cuero y Jean de color negro. Miro hacia abajo y vio una gran variedad de zapatos ordenados por color, botas, tacones, zapatillas deportivas etc...
-Y, te gusta tu habitación?- pregunto Marcela con una voz dulce- yo tuve la idea del velador y de la ropa.
- Y yo decidí el color de tu habitación y tu cama- interrumpió Robert-
-mmm...- dijo, pensando cómo expresar su asombro- me encanto, está mejor que la de una princesa, gracias abuelos
-Dinos papas linda- dijeron al unísono
Oscureció, ya eran las nueve de la noche. Entonces los nuevos " papas “de la joven la llevaron a la cama.
-Duerme linda, - le dijo su nueva mama - mañana es un día importante. Saldremos a conocer a los vecinos. Son gente muy buena, la mama es mi amiga, se llama...
-Ya déjala mujer - interrumpió Robert. Emily lo miro con una cara de " gracias"- Tiene que dormir...
-Tienes razón. Buenas noches Emily
-Buenas noches, - hiso una mueca, pero finalmente dijo- papas...
Salieron de la habitación y le apagaron la luz. Pero antes de cerrar la puerta, Marcela logro oír que Emily le decía algo a alguien levantando la cabeza y mirando al frente:
-Buenas noches Max, que descanses. Mama dice que...- se interrumpió ella sola como si hubiera dicho algo mal- perdón, Marcela, dijo que mañana vamos a conocer a los vecinos. Tal vez puedes hacerte más amigos...
Una voz casi nada audible le respondió, pero Marcela no pudo distinguir ni una palabra. A pesar de eso, Emily parece haberla escuchado y entendido bien. Sonrió y agrego:
- Jajaja, tu igual eres mi mejor amigo y tampoco te reemplazaría, buenas noches.
Aterrada y un poco intrigada, Marcela cerró la puerta tan delicadamente que ni siquiera se oyó un sonido y se retiró, con miles de cosas en el pensamiento. Quien es Max? Y por qué a Emily le complace tanto verlo? Cansada, Marcela deja atrás esos pensamientos y se va a la cama. Luego de unos cinco minutos cae en un profundo sueño...
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Por el momento no está mucho de terror, pero creo que está un poco interesante. No sé. Escriban en los comentarios que les parecio y, unos votos no estarían de más.
Gracias =)