(Emily' s POV)
De pronto, un ruido muy repetitivo comenzó a sonar. Apenas abrí un ojo, y vi que aquel molesto ruido venía de mi despertador. Me levante de mala gana. Me puse mis pantuflas y me dirigí lentamente al baño. Entré, y me paré en frente del lavamanos, mirándome al espejo. Estaba con una cara de dormida única, así que, prendí el grifo y me moje un poco la cara con agua fría. Tome la toalla, que tenía bordada una frase en color rosa, y me sequé suavemente el rostro. Luego, levante la mirada, y me mire al espejo para ver si mi apariencia había mejorado. Cuando vi el espejo, di un paso hacia atrás del susto, y no era por mi rostro...
- Max... Sabes que detesto cuando haces eso - ni siquiera me moleste en mirarlo, solamente seguía secándome la cara y él estaba parado en la esquina del baño. Cuando termine, me di la vuelta para mirarlo. - Hola.
- Lo lamento...- dijo un poco avergonzado, supongo que por lo de ayer.-
- No hay problema. - fui corriendo a sus brazos y lo abrase por un largo rato. Finalmente lo solté - Hey, te cuento que hoy me van a inscribir a la escuela. Debe ser divertido, ¿quieres venir?
- mmm...- dijo dudando - no sé si sería...
- Oooh, por favor - dije (interrumpiéndolo) como una niña caprichosa- no quiero estar sola...
- Ok - cedió al fin- te acompañare
Le dedique una sonrisa de satisfacción. Al oír los pasos de alguien, Max desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Yo salí del baño para ver quién era. Pude adivinar por las fuertes pisadas, que se trataba de Robert. Por suerte no se dirigía a mi habitación, sino a la cocina. Lo mire por encima de las escaleras. Creo que en ese momento, el seguía dormido. Un poco confundida por lo que acababa de ver, me dirigí a mi cuarto para alistarme para salir. Me vestí, me peine y me maquille.
- ¡Emily! Querida ven a desayunar- me dijo Marcela desde la cocina- te prepare waffles!
- Ok, ¡ya bajo!- le respondí-
No estaba haciendo mucho sol, estaba más bien un poco nublado, así que en lugar de ponerme un short o una falda, me puse un Jean de color claro, unos vans negros, una polera color arena y una chaqueta. En cuanto a mi cabello, simplemente me hice un moño. Baje apresuradamente las escaleras, ya que tenía mucha hambre, además, eso waffles olían deliciosos. Desayune con mis abuelos, les conté lo de Robert y no pudieron evitar reírse. Al terminar aquel delicioso desayuno, entramos al lamborghini. En menos de veinte minutos, ya estábamos en la escuela. Era una estructura bastante amplia, que estaba mayormente hecha de ladrillos. Antes de salir del auto vi el reloj. Eran las 9: 45 am. Las clases comenzaban a las siete en punto. Caminamos hasta la dirección, donde nos atendió una amable secretaria. Entramos a la oficina del director. Era un hombre alto, flaco y muy pálido. Me saludo primero. Luego comenzaron a hablar de temas que la verdad no me importaba mucho, a pesar que trataban sobre mí. Me concentre en mirar por la ventana todo el colegio. Había dos canchas de básquet y dos de futbol, la abierta y la cerrada. Había un lugar cerrado por un domo de vidrio que estaba empañado; pude adivinar que era una piscina. Casi todo era abierto, los jardines, las canchas, el patio el recreo... Lo único cerrado eran las aulas, la enorme cafetería, los casilleros y la dirección. No pude dejar mi fantasía hasta que oí mi nombre.
- Emily, dime, ¿te gustaría que les dé un recorrido por toda la escuela?- pregunto amablemente el director-
- Emm, claro.- dije todavía un poco mareada- seria genial