Capítulo 22: "Quiero creerte."

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Capítulo 22.

Tumbada en mi cama, la imagen de James estaba dando vueltas en mi cabeza, era él, yo lo había visto en aquél artículo que leí en la biblioteca. Esto era completamente una locura, pero me sentía mejor ante la idea de que no sólo veía a Luke, que esto no era algo que me sucedía con la finalidad de hacer sufrir a Calum, Ashton y Mike, es decir, no descartaba la idea de que soy una maldita loca, pero esto hacía que el dolor en mi pecho fuera un poco menos insoportable.

Desafortunadamente para mí, eso duró un momento, después recordé lo que sucedido con Calum y volví a sentir como el dolor me consumía. Odiaba todo esto, porque, aunque no pueda decirlo en voz alta, sabía que extrañaba a Luke y haría lo que fuera para que Luke regresara; yo inconscientemente me estoy aferrando más a una persona muerta que a mis únicos amigos que sí están vivos.

—¿Mackenzie?

Me levanté recargándome en mis codos para verlo.

—¿Qué haces aquí?—limpié un par de lagrimas.

—Yo... estaba preocupado por ti, sólo te fuiste corriendo y nos dejaste ahí—agachó la cabeza—, ¿puedo pasar?

Mike no esperó a que respondiera, pasó y se sentó a un lado de mí en la cama.

—¿Se supone que debía quedarme?—había un poco de amargura en mis palabras.

—No, supongo que no...

—¿Cómo entraste?—interrumpí.

—Estaba abierto, lo siento, toqué un par de veces y nadie respondió. Lo siento—, tomó mi mano con un gesto tierno—. ¿Cómo estás?

—He estado mejor. ¿Calum y Ashton saben que estás aquí?

—No, pero eso no importa—, su semblante cambió a complementa seriedad,—escucha, yo quiero creerte en serio. Cuando te dijimos que estaba muerto, tú... tú te veías realmente mal. El dolor que vi en tu rostro, no se finge, te veías incrédula, deseosa de que no fuera cierto, de que Luke estuviera vivo. Te sentías triste porque perdiste a alguien que querías, te sentiste justo como yo me sentí cuando lo supe. No se finge, yo lo vi, en Calum, en Ashton... en mí,—suspiró—, así que, quiero que me lo cuentes todo, ¿cómo es que ves a Luke? ¿Desde cuándo lo ves? quiero saberlo todo, Mackenzie, por favor.

Lo miré a los ojos, se veía serio, él realmente creía un poco en mí, pero que pensaría cuando le dijera que podía tocarlo e incluso besarlo como si fuera real... que se sentía real, si esto es una locura para mí, Mike creerá que soy una demente.

—Por favor—repitió.

—Es complicado, yo no quiero que te molestes conmigo si al final decides no creerme—me senté por completo.

—Si estoy aquí es porque ya estoy creyendo en ti, no te aseguro que si me lo dices todo yo te crea en un instante, pero tratare, te lo prometo. Sé que necesitas que alguien te crea, y yo quiero creerte. Sólo necesito saber.

Michael no apartó la vista de mis ojos ni un instante mientras decía todo aquello. Y ahora lo estaba considerando, tenía razón, quería que alguien me creyera, lo deseaba, pero estaba la aterradora posibilidad de que no me creyera y me odiara tanto o más que Calum. No creo que él pueda creerme más de lo que yo me creo a mí.

—¿Y?—insistió apartando las ideas de mi cabeza—. Por favor.

—Está bien—dije después de un largo suspiro—, te lo voy a decir.

Le conté cada detalle, ya no podía callarme, mi boca se abría y no se guardaba nada, mi cuerpo estaba librándose de una tensión que no sabía que tenía. Me estaba desahogando, cuando creí que no podría decirle nunca esto a nadie. Y le conté todo; la primera vez que lo vi, la primera vez que hablamos, la primera vez que lo toqué, la primera vez que nos besamos hasta la primera vez que nos enojamos, cuando sentí celos. También le conté la vez en que le dije que estaba enamorada de él y que él también estaba enamorado de mí.

Michael no decía nada, sólo escuchaba atentamente... Y llegué a la parte en que él me dijo que estaba muerto, le dije lo raro que sentí, lo histérica que me puse y el dolor que me dejo ese último beso que nos dimos, el dolor que no desaparece. De la nada comencé a llorar, o creo que ya estaba llorando pero no lo había notado, ahora no podía detenerme.

Lo que ocurrió a continuación me sorprendió un poco; Michael me tomó en su brazos apretándome tiernamente para intentar consolarme y que cesara el llanto.

Le dije todo y él aún no decía nada, pero no me importaba ahora, sólo quería estar ahí en sus brazos, llorar y que me haga creer que todo estará bien, aunque sabemos que no será así, pero lo intentará de cualquier modo, porque eso hacen los amigos; hacen que el dolor insoportable sea un poco menos insoportable y eso es lo que necesitaba: un amigo.

—Te creo—dijo en un susurro y nos recostó a ambos en mi cama mientras acariciaba mi cabello—, tranquila. Todo estará bien.

Sentí una pizca de felicidad porque él me creía, realmente lo hacia y quisiera que fuera suficiente para dejar de llorar, pero lo único que me haría dejar de llorar sería que Luke regresara, pero sabía que eso no podía pasar.
Y ahí estaba de nuevo el dolor abrasador en mi pecho que me hacia sentir morir. El sueño que me atormentaba todas las noches venía a mi cabeza una y otra vez.

—Luke está muerto—, me escuché decir entre llanto y mi corazón volvió a quebrarse.

—Sí, lo sé, está muerto—, me apretó más contra él—. Lo sé y lo lamento.

Nadie dijo más, sólo acariciaba mi cabello tranquilamente. Y por fin después de un par de semanas, pude dormir bien.

—¿Sigues aquí?—pregunté adormilada a Mike que estaba sentado a lado de mí.—¿Qué hora es?

—Al fin despiertas, son las 9:00pm, espero que no te moleste, pero no quería dejarte sola, por eso me quedé.

—No, no me molesta—sonreí un poco y luego me levanté de golpe. — ¡Por dios, mis padres!

—Tranquila, llamó tu mamá y tuve que responder, vendrán en una hora. Le dije que estabas dormida, se sintió un poco tranquila cuando se lo dije, al parecer no has dormido bien en unos días—me miró un poco preocupado—, no le molestó que estuviera aquí, si eso te preocupa, me pidió que te cuidara.

—Gracias.

—¿No has vuelto a ver a Luke?—soltó de pronto.

—No.

—¿No has intentado verlo de nuevo?

Negué con la cabeza. Él suspiró.

—Bueno... Me tengo que ir Mackenzie,—se levantó y caminó hacia la puerta.

—Parece que nunca se ira—dije a la nada

—¿Qué cosa?—se detuvo a mirarme.

—El dolor.

—No lo hará, seguirá contigo, pero aprendes a soportarlo—, se acercó de nuevo a mí y dejo un beso en mi frente—. Estarás bien, te lo prometo.

Escuché la puerta cerrarse lentamente, estaba sola de nuevo, aunque estaba vez ya no me sentía tan sola.

Un capítulo más, gracias por leer. Espero que les guste y si comentan y votan no me enojo. Cx  ¡saludos!

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