VII

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Narra Jimin

Salió mal arreglado, se notaba que había estado haciendo algo, y tenia mal presentimiento sobre eso, ¿qué habrá hecho ahí dentro? Oí como gemidos, será que... moví mi cabeza para quitarme ese pensamiento.

-¿Q-qué me miras tanto? - preguntó nervioso, algunas gotas de sudor caían por su cara.

-Nada, ¿qué has estado haciendo ahí dentro? - quería ir al grano, a si que fui directo. Me cruce de brazos y le mire serio.

-N-nada...

-Sé qué me ocultas algo, dilo. - mi voz sonaba ronca.

Se quedo callado, parece que esta evadiendo o ignorando la pregunta que le he hecho. Su mirada no estaba en mí, movía sus ojos de un lado para otro.

-Dímelo... si no quieres que te pasen cosas malas... - le acorralé en la pared y se lo susurré de una manera provocativa, le mordí el lóbulo de su oreja. Sus manos estaban por mis abdominales intentando apartarme de él. Le miré y sonreí de lado.

Su cara... espantada, su mirada asombrada, sus labios siendo mordidos por sus dientes tan blancos como su piel, todo lo que hacía ahora es simplemente tan genial. ¿Acaso quiere qué se lo haga? Sí eso es lo que quiere... lo haré.

Me fui acercando hacia su cara, y lentamente le lamí sus labios, después los junté con los mios haciendo un beso lento pero pasional por mi parte. Él solo no reaccionaba, ¿quiere qué haga todo el trabajo? Los separé y le mordí el labio inferior, causando que un leve gemido saliera de su boca.

-Dime, ¿sigo o paro? - tragó saliva. - No me digas nada, no seguiré. Si haces algo malo otra vez papá te castigará fuerte. - y salí de ahí despacio.

Llegué al cuarto y me tumbé de plancha.

¡Joder! Eso ha causado en mi una jodida erección, no debería de haber hecho eso.

Me bajé los pantalones y me empecé a tocar pensando en... Suga. Me imaginé cómo seria cuando estuviera dentro de él, con sólo imaginarme eso me correría demasiado pronto. Haber Park Jimin... imagínate dándole duro sin parar... cada vez más fuerte... su entrada apretandote... Ah!

Mi respiración agitada se hizo presente al llegar al clímax, unos pocos jadeos leves salían de mi boca sin parar.

Me levanto de la cama y me voy al baño, me hecho agua fría para quitarme un poco el sudor. Me miro al espejo y me veo perfecto.

Mi barriga suena, tengo hambre. En la cocina cojo una cosa para picar, una bolsa de patatas fritas. La abro y me la empiezo a tomar. ¡Ricas! Con la bolsa en la mano voy a ver la televisión, me siento y hago zapping, paro en un canal dónde dicen consejos para cuidar a robots.

Los robots pueden ser de diferentes maneras, algunos están hechos para cuidar y otros para hacer recados. Señores, si tienen uno, ¿cómo los cuidan? A ellos les gustan que les hagan cariños, también les gustan mucho estar con sus amos o amas. Los robots tanto como mujeres y hombres, no saben mucho de la vida de los humanos, están programados para ser un humano, pero no saben que hacer al principio. Para los que estén viendo este programa, ¿les gusta su robot? ¿saben cómo cuidarlos bien? Sí es así, no dudes nada, lo estás haciendo todo bien. Una última cosa estelepectadores, ¡disfruten de su robot todo lo que puedan! Sólo pueden tener uno en toda su vida, y sin preámbulos, ¡adiós!

Estuve escuchando todo con atención, y respondí todas las preguntas que hacían en mi cabeza. Es un programa bastante entretenido para saber más cosas sobre ellos, y por cierto, ¿qué estará haciendo Suga ahora? La última vez que lo ví estaba en el cuarto de baño más cercano a la puerta principal.

-¡AHHH! ¡J-JIMIIIIIIN! - hablando del rey de Roma.

Corrí hacía ese grito desgarrador que rompió mis tímpanos.

-U-UNA CUCHARA, ¡MATALA! ¡YA! - gritó él encima de la mesa de la cocina señalando a la cucaracha. Miré a esa dirección y... ¡ostia puta! ¡vuelan! Rápidamente me quite el zapato que llevaba y la mate con un golpe seco. Un cuerpo pequeño sin vida reposaba en el piso.

-Ya está, muerta. - dije tranquilo pero con mi corazón latiendo a mil por hora.

-G-gracias... - se bajo de la mesa mirando a la cucaracha muerta. - Muerta parece pacífica... pero cuando esta viva es un monstruo. - rió.

Sin decir nada la recogí con un papel y la tiré a la basura.

-Jimin... castigame. - ¿eh?

-¿Pero qué dices...? - pregunté muy confundido por lo que dijo.

-Lo he estado pensando bastante, quiero que me castigues. ¿Sabes? Tú ya me lo dijiste, tienes razón, estoy enamorado de tí. Quiero que me castigues fuerte, papi. Castigame como nunca antes me lo has hecho. Como todas personas enamoradas lo hacen, yo lo quiero hacer contigo. Quiero que tengamos se- mi teléfono sonó.

-Espérame un segundo. - me aparte de él para contestar. - ¿Si? ¿quién es?

-¿Hijo? ¿Eres tú? - la voz de mi madre sonó al otro lado de la línea, parecía triste y derrumbada.

-Sí, soy yo mamá, ¿ha pasado algo? Te noto la voz extraña.

-Jimin, tu padre ha muerto... - ¿qué?

-¿L-lo dices enserio? Papá no puede haber muerto... - mi voz se iba entrecortando, y mi cuerpo poco a poco iba bajando al suelo para llorar cómo nunca.

-Lo siento hijo, ha tenido un accidente automovilístico y... - ahora esta llorando, se ha puesto a llorar, y yo también. Dejo caer el teléfono y en el suelo lloro lo más fuerte que puedo.






Hola, espero que les esté gustando la historia ^^, otra cosa, veo que hay muchos lectores fantasmas, no me gustan. Quiero que os hagáis notar, quiero saber cuanto os gusta esta historia, para eso están los votos, ¿no?




La Era De Los Robots -Yoonmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora