Capitulo 1

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| DAMIÁN |

Corría por ese olor exquisito, mas exquisito que todos. Ese olor ma hacía calentarme de sobremanera. Ese olor... quería oler a quien lo tenía. No me importaba si era hombre o mujer el que lo tenía, no lo dejaría ir cuando encontrara el olor de su portador o portadora. Era delicioso. Olfateaba y olfateaba, estaba cerca, podía olerlo y sentirlo. Ese olor era mío, definitivamente. Corría en mis cuatro patas; estaba en mi forma lobuna así que era más rápido.

Ese olor me llevo a una cascada, pero lo sorprendente era que estaba cubierta completamente de nieve. Apenas había iniciado verano. Aunque era de noche y había luna roja podía ver todavía nieve caer. Era fascinante. Escuche un maullido pequeño, estaba justo arriba de la cascada, camines por la tierra cubierta por la nieve, hasta llegar a la cima de la cascada. Si por fuera era sorpréndete, arriba de la cascada lo era más, estaba cubierta por muchas rosas, rosas rojas. Ese olor delicioso estaba aquí, acerqué mi hocico ósea mi nariz ya que estaba muy cerca de mi boca, así que era parte del hocico, al suelo y empece a olfatear hasta llegar con el olor. Solo había... rosas blancas y rojas, olfatee otra vez y pude sentir que algo se movió cerca de mi hocico. En ese mismo instante se escucho el maullido... Con una de mis patas y delicadamente quite las rosas, hasta que pude ver pelaje blanco. Acerque mi hocico al pelaje y lo agarre con mis dientes para sacarlo. Lo deje de agarrar. Era un cachorro, apenas uno pequeño. Muy pequeño y bonito. Estaba moviéndose, se sentó como un perrito, era un hombre. Con su patita de tallo su ojo derecho hasta abrir sus ojitos, que eran de un color turquesa. Era perfecto. El olor lo desprendía esta hermosura de cachorro. Pero lo sorprendente era su pelaje blanco. Estaban en peligro de extinción gracias nosotros, los lobos negros y los lobos marrones.

En ese instante desperté, sudoroso y empalmado

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En ese instante desperté, sudoroso y empalmado. Otra vez ese sueño. ¿Que era? No tenía idea ni porque lo soñaba. Pero ese tipo de lobos ya no existían, bueno al menos de lo que me habían informado, yo había matado al ultimo lobo blanco. Así que no tenía ni idea de porque lo soñaba. Con esos pensamientos me dirigí al baño para bañarme. Hoy había luna roja, así que tenía que salir a cazar con mi manada. Como yo era el Alpha tenía que dirigirla.

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Todos corríamos, por supuesto yo al frente de todos. Era el que corría mucho más rápido.

Sepárense y coman todo lo que este a su paso —ordene a mis lobos y estos se separaron rápidamente. Dispersándose.

Vi a humanos corriendo para salvar su vida, huyendo de mi manada. Idiotas. Me abalancé a una humana que trataba de ocultarse. La mastique, su piel, sus ojos, su cuello... Nada diferente. Era rutina de hecho. Cuando termine pase mi larga lengua por mis dientes, saboreado al instante el sabor a metal. Entonces ahí lo olí, ese olor... Era el del sueño, reconocería ese olor en cualquier parte.

Mi AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora