| DYLAN |
— ¡Ya basta! Deja de pintarlo, ni siquiera sabes si su cuerpo es así —reclamo, pero no la escuche.
—Vete con tus amigas.
—Estas obsesionado con ese niño. Te cuidado, Damián puede darse cuenta...
—No me interesa. Muy pronto lo tendré... —interferí mi frase con la suya. ¿Qué nunca se callaba?
—No tienes remedio. ¿Sabías que se te están notando las ojeras? —asentí. Por favor que ya se callara.
Desde que había visto a Kristel no dejaba de pintarlo. El primer cuadro que hice fue su lobo, el segundo fue de él siendo humano, el tercero son sus ojos, el cuarto sus labios, el quinto su figura, el sexto sus manos, el séptimo era el que estaba pintado ahora. Y era como yo me lo imaginaba desnudo. Su cuerpo estaba de perfil pero su cabeza estaba volteando hacia a mí.
Me había tomado unas vacaciones después de eso y me la pasaba pintado cuadros de él. Para recordar cada facción o expresión de él. Una por una.
—Me voy. Me aburrí.
— ¡Por fin! —dije, y lo decía por la gran notica que me acaba de dar y por terminar el cuadro.
—Por cierto. Damián y el chico ese que estas pintando se fueron de vacaciones. ¿Y adivina en donde?
— ¿Dónde?
— ¡Aquí! Justo en este mismo hotel. Pensé que lo sabias, como siempre te enteras de todo.
—No soy yo la que anda de metiche con las viejas que se le cruzan en el camino.
— ¡Grosero! ¡Yo no soy ninguna metiche!
—Como sea. Habitación y piso.
—Están en este piso y... creo que es la habitación 315 o 316.
—Ni para eso sirves —farfullé en voz baja para que no me escuchara.
—Nos vemos. Ya te di información pero mas vale que le vayas apresurando el paso con ese chiquillo bonito —hizo énfasis en la última frase y ahora si la mire.
— ¿Ya lo viste? Es hermoso, no es bonito.
— ¿Porqué todos están interesados en él?
— ¿Enserio lo preguntas? Míralo —señale el cuadro y ella solo hizo un gesto de asco para irse. Azotando como siempre la puerta cuando estaba enojada.
Suspire, el sueño me estaba ganado. Me acosté en mi cama sin cambiarme y al instante me dormí. Pero cuando despertara buscaría la habitación, obviamente no me acercaría mucho ya que Damián podía oler mi olor y se pondría alerta.
| KRISTEL |
Me sentía de alguna manera... extraño. Mi cuerpo... estaba algo, no se como describirlo.
—Damián... Damián, despierta... —lo moví un poco, el conejo todavía estaba dormido. Escuche como gruño pero al instante se levanto de golpe, mirándome sorprendido. ¿Qué?
— ¡Oh mierda! —se levanto bruscamente de la cama que casi se cae.
—Damián, me siento extraño... ¿Qué me pasa?
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Mi Alpha
WerewolfSe aman, pero no se atreven a confesarse por miedo a ser rechazados. Sin saber que son correspondidos mútuamente. |Obra original| No copias ni adaptaciones.