Capitulo 2

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| DAMIÁN |

Había pasado mucho desde entonces. Ahora Lindo tenía 17 años y yo tenía 24. Lindo era el apodo que le puse porque sonaba como un nombre y además era cierto. Tenía que ponerle algo que vaya con su físico y personalidad. Le había borrado la memoria cuando cumplió 11. Solamente para que en sus recuerdos apareciera yo y nadie más.

— ¡Dami, mira esto! —grito mi pequeño entrando por la puerta con un... ¿conejo?

—Lindo, ya te he dicho que no agarres los animales que ya tienen dueño.

—Este no tenía, aparte si tuviera tendría una placa o algo. ¿Me dejas quedármelo? —pregunto haciéndome un puchero con sus hermosos labios rojizos.

Negué con la cabeza. Esta vez no me dejaría convencer por esos labios. No.

— ¡Vamos! ¿Si? Haré lo que tu quieras —menciono soltando al conejo que por cierto era blanco en una silla de cuero negra.

— ¿Lo que yo quiera? —pregunte, obviamente ya sabia lo que quiera. Desde siempre lo supe. A él.

— ¡Si, lo que tu quieras! —grito abrazándome imprevistamente. Sonreí, yo nunca sonreía hasta que llego él a mi vida. A mi corazón. Lo abrace también de su pequeña cintura. Oliendo su aroma natural. Seguía enloqueciéndome igual o más que el primer día.

—Bien, entonces dame un beso —le pedí, el me miro y sonrío pero en su mirada había confusión. El me dio un beso pero no en donde quería—, hey, ahí no pequeño.

— ¿Entonces dónde? —pregunto frunciendo levemente el ceño. Definitivamente lo adoraba.

—Aquí —susurre para estampar delicadamente mis labios con los suyos.

—Ya- —mis labios todavía estaban pegados a los suyos pero podía entenderle e iba a decir mas pero lo interrumpí metiendo mi lengua en esa boquita que dudaba que cupiera todo lo que quería meterle.

Cuando sentí que el aire estaba faltando me despegue forzosamente de sus labios. Estaba sonrojado y agitado con la boca entre abierta. Sus ojos estaban cristalinos. Era la mejor escena y rostro caliente que había visto en años.

— ¿Y-Ya me lo puedo q-quedar? —pregunto bajándome de mi nube al instante. ¿Acaso no sintió nada? ¿No sintió mis sentimientos en ese beso?

—Eres un idiota. Quédatelo —escupí con tristeza y resentimiento quitándolo bruscamente para dirigirme a la puerta y abrirla. Era un idiota, era la primera vez que lo llamaba así, se sintió muy extraño. Me dolió haberlo llamado así, nunca lo había insultado pero es que... acaso no se daba cuenta lo que provocaba en mí, con tenerlo cerca, con abrazarlo, rozarlo. O incluso cuando me hacia un detalle, como los dibujos que me hacia desde pequeño. Siempre me regalaba un detalle pequeño en mi cumpleaños o en Navidad o en San Valentín. Los guardaba en mi corazón, cada día que pasaba con él era un tesoro para mí. Siempre lo fotografiaba, no había día en que no fotografiara su belleza. No me importaba si estaba dormido, si estaba sucio, si estaba enojado... No me importaba, siempre le sacaba fotos, me gustaba guardar las diferentes expresiones que hacia y descubría con el paso de los años.

Suspiré, desde que lo había soñado la primera vez esa noche y la noche en que lo encontré supe que era él. Mi Mate y mi Luna. Pero él todavía no lo podía sentir hasta que cumpliera los 18 años. Faltaba casi un año y medio, apenas estábamos en 2015, y él los cumplía el 2016. Apenas estábamos en Septiembre. Faltaba poco para acabar el año. No podía esperar.

| KRISTEL |

¿Porqué me trato así, tan feo? ¿Acaso hice algo malo? Pero... cuando me beso sentí esas mariposas en el estómago de las que tanto hablaba mi mejor amigo, Jonathan, él siempre me hablaba de su persona especial y me decía lo que sentí cuando la veía o cuando le sonreía. Yo cuando veo a Damián me dan ganas de... decirle que es lo que siento cuando estoy con él.

Mi AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora