| DAMIÁN |
Suspiré frustrado. Sollocé, sin derramar una lágrima. Supongo que, de alguna manera me había secado por derramar tantas lagrimas estos 2 meses.
—Vamos a encontrarlo.
— ¡Ya no lo digas! ¡Han pasado 2 meses y casi se cumplen 3!
El silencio inundó la oficina. No había salido del trabajo, era mi manera de refugiarme. Y mientras más lo hacía, más me daba cuenta que Kristel era una parte de mí corazón. Sentía que me estaba hundiendo sin él, estaba cayendo en un abismo sin fondo y parecía no tener ninguna luz que pudiera salvarme.
Kristel ya no estaba. Mi luz se había ido quién sabe dónde, mí corazón ya no latía desenfrenado cuando estaba con él, mis pensamientos giraban con los recuerdos de Kristel. No lo había encontrado ese día que salí. Me habían llamado de la escuela, el porque de tantas faltas de Kristel. Les había dicho que Kristel ya no iría a la escuela por cosas personales.
Escuché la puerta cerrase, Eliot siempre me dejaba solo cuando me inundaba en mis pensamientos/recuerdos. Vanessa se había vuelto muy insistente y empalagosa, tan insistente que se metía a la habitación de Kristel y mía casi desnuda para provocarme. La había corrido obviamente. Nunca me provocó nada cuando estaba con ella. Porque siempre imagine que era Kristel y no ella.
Solo me importaba Kristel.
—Kristel. ¿Cómo estarás en este momento? ¿Me extrañarías tanto como yo te extraño a ti?
Kristel era como mi maldita Nicotina. Tan adictivo, dulce y fuerte que me hacia perder la cabeza. No podía dejar de pensarlo, mi Alpha me ordenaba que lo buscará otra vez. Eso lo hacía siempre. Pero estaba cansado, física y mentalmente.
| KRISTEL |
Esas manos me recurrían nuevamente, no había podido dormir en estos meses. Las bolsas abajo de mis ojos lo demostraban. Parecía un drogadicto por los ojos rojos por el llanto. Sentía que con cada embestida me podría romper. Había perdido mucho peso. Incluso una vez había llegado a vomitar sangre, pero Dylan me ayudó. Se había vuelto demasiado brusco, demasiado bruto. Parecía que no pensaba cuando me lastima intencionalmente. Llevaba así todo el mes desde que comenzó.
Estaba en otro mundo, evitaba mirarme, evitaba darme caricias como al principió que eran suaves y lentas pero a la vez fuertes. Ahora... ya no me acariciaba o me daba besos suaves, solo venía para acostarse conmigo, cuando acababa subirse el pantalón, sin decirme nada se iba. No me importaba eso. Era algo que se notaría a simple vista. Nunca me había levantado una mano, otra cosa que agradecía.
—Dios mío, Kristel... —lo escuché balbucear mientras yo estaba aferrándome a las mantas, estrujándolas entre mis dedos. Mi Omega seguía reaccionando al Alpha que Dylan tenía en su interior.
Gemí fuerte cuando él se corrió, y, como siempre, salió de mí. Miré como se sacaba el condón, enrollándolo en bolita para tirarlo al contenedor cuadrado pequeño que estaba en la habitación. Suspiré agitadamente. Sin mirarme me cargó en brazos para llevarme al baño. Siempre era así, terminaba, se encargaba de dejarme limpio y de aliviar el dolor en mi interior con unas pastillas. Estaba agradecido por eso. Solo por eso.
¡Ah! Eso no era todo. Descubrí que Damián me mintió acerca del abandono de mi mamá. Cuando solamente ella me estaba protegiendo al ser la única raza de lobos blancos en extinción. Me estaba cuidando. También que me borró la memoria cuando yo apenas cumplía 11. En ese momento quería golpearlo, pero después de unos días me calmé y pensé mejor las cosas. Sí eso no hubiera sucedido, yo nunca habría conocido a Damián, nunca me hubiera enamorado de él.
Te amo, Damián. Eres lo mejor que me pasó en la vida. El único a quien amaba y amaré hasta que muera.
Creo que ya morí...
De amor por ti.
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| JONATHAN |
Nunca voy a olvidar lo que una vez sentí hacía ese niño torpe y tierno. Que lloraba por cualquier cosa. Cuando anunciaron que él se dio de bajá me alejé de todos. Y solo uno lo había notado, era un pequeño igual que Kristel, era tímido pero valiente, como Kristel. Empecé a salir con él debido a su gran parecido, pero después...
¿Qué pasó con ese 'amor' que le tenía a Kristel? Prontamente nunca fue amor, solo fue algo temporal y tal vez estaba confundido.
Ese chiquillo me hizo reír, me sacó a Kristel de la cabeza en unas semanas, para solo estar él. Sus ojos eran verdes, su piel estaba un poco morena, casi ni se notaba, pero si te la veías bien podrías darte cuenta. Ya no empecé a salir por su parecido con Kristel, sino porque era él. Era él mismo.
Su nombre era tan bonito como el de Kristel. Delicado y sobre todo tierno: Emmy. Se llamaba así el chico del que me estaba empezado a enamorar. Y esta vez era algo diferente, algo que nunca había sentido por Kristel. Era un Omega y tal vez por eso sentí que desde que él me habló tenía la necesidad de protegerlo, de hacerle el amor de mil maneras.
Incluso ya dormíamos juntos, comíamos juntos, reíamos juntos. Juntos. La primera ves que lo besé, era porque estaba rotundamente celoso. Emmy me había dicho que me iba a presentar a su mejor amigo, me enojé al ser apartado. Ese hombre se tomaba tantas confianzas que bebían del mismo bote de agua. Le comí la boca literalmente. Porque ya no soportaba que ese lo tocará. Era mío.
Empezamos a salir, no como amigos sino como novios. Lo besaba a cada rato, sus labios —a comparados con los de Kristel— sabían a durazno. Raro, pero yo los saboreaba así. Los succionaba para escucharlo gemir mi nombre.
Esperaría el momento para hacerle el amor, no quería lastimarlo con su primera vez.
Había encontrado verdaderamente el amor. Lo sentía ahora.
| KRISTEL |
Me estaba terminando de cambiar cuando la puerta fue azotada bruscamente. Revelando una figura femenina que conocía muy bien.
—Vámonos, tenemos poco tiempo.
La miré confundido.
— ¿A qué te refieres? —pregunté, la mujer me intimidaba. Su aura de superioridad y firme me ponían nervioso.
Caminó hasta mí. No tenía tacones, era la primera vez que la veía sin tacones, en lugar de eso tenía unos botines color marrón. Dejé de mirarlos cuando me jaloneó del brazo bruscamente.
— ¡Suéltame!
—Shh. ¿Quieres estar de nuevo con Damián?
Me quedé sorprendido, dejé de respirar al escuchar su nombre. ¿Damián?
La respuesta era más que clara.
—Sí.
—Dylan esta apuntó de volver. Apúrate.
Salimos de la habitación. En silencio.
Era hora de arriesgarse. Y... Volver con mi vida. Una vida que para mí se llamaba Damián.
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Mi Alpha
WerewolfSe aman, pero no se atreven a confesarse por miedo a ser rechazados. Sin saber que son correspondidos mútuamente. |Obra original| No copias ni adaptaciones.