Capitulo 9

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| UNIVERSAL |

Los gemidos y suspiros de Kristel hacían que el pene de Damián le doliera aun mas de lo que ya estaba. Estaban en ropa todavía, Kristel clavando las uñas en la esquina de la pared tapizada azul marino, mientras que Damián lo embestía duro y fuerte. Se restregaba contra Kristel con tanta insistencia, al mismo tiempo que dejaba besos húmedos en su cuello totalmente expuesto. No sabían ninguno de los dos como habían llegado a esa situación indecente. Pero Kristel no se resistía ni peleaba por liberarse de ese placer que le proporcionaba Damián.

Damián enredo delicadamente su boca con la de Kristel, ahogando sus gemidos. En un momento a otro Kristel dejo de clavar sus uñas en la pared para, seguidamente, enredar sus brazos en el cuello de Damián, mientras, al mismo tiempo acariciaba los cabellos ajenos. El placer que sentían sus cuerpos era insaciable. La temperatura estaba subiendo, el ambiente era cada vez mas caliente. El sudor empezaba a pegarse a sus prendas. Damián se separó de los labios de Kristel; dejando a este mismo jadear y suspirando. Se quito su camisa rápidamente, casi a tirones, lanzándola al azar sin importarle en absoluto. Volvió a unir sus labios, devorándolos al instante. Para segundos después devorar su cuello, llenándolo al instante de chupetones demasiados notorios que en pocos minutos se volverían morados.

Entonces Damián rompió la camisa de Kristel desde la espalda. Quitándosela rápidamente, solo entonces la vista comenzó a nublársele de placer al ver esos pezones rosados. Listos para su lengua quien no perdió tiempo en lamer uno, mientras que el otro lo acariciaba lenta y deliciosamente. Poniéndolos duros la instante.

— ¡Ahh!... nhg...

Kristel ahora tomo la iniciativa de restregarse ya que Damián había dejado de hacerlo al momento en que se quito la camisa. No sabia en que momento Kristel había impactado con el suave colchón. La lujuria y el deseo... la excitación les consumía por completo, manipulando sus mentes y sus cuerpos. Ansiosos de tocar mas y mas. El cuerpo de Damián chocando continuamente con el de Kristel hacia los movimientos mas calientes y eróticos. Junto con los ruidos obscenos que desataba cada boca.

Damián le quito los jeans a Kristel, dejándolo casi desnudo. Solo esa molestosa prenda íntima faltaba para ver el cuerpo como Dios le trajo al mundo. Kristel suspiro al sentir como unas manos recorridas su torso plano, lampiño y totalmente expuesto ante la mirada lujuriosa y deseosa de su cuidador. Solo Damián sabia lo que venia después, pero Kristel era un inexperto en ese campo de relaciones. Tenía una idea de lo que ocurría y de lo que Damián quería hacerle, sin embargo no sabia con exactitud si era eso que pensaba o no. Y es que ni siquiera había tenido relaciones antes, ni siquiera con una chica. Y no solo en lo sexual, si no también en lo del romance se trataba. Y no era que no tuviera pretendientas, tenía muchas, pero... ninguna la quería para algo serio porque no estaba enamorado. Él quería iniciar una relación amorosa por amor, no le importaba el sexo o la clase social en la que estuviera. Mientras haya amor de por medio estaba bien para él. Mientras no hubiera no. Su amigo —verdadero— le había dicho que en una relación para que saliera adelante tenía que haber confianza y amor. Porque sin confianza no haya amor y sin amor no hay confianza. Solo obsesión por querer encapricharse con esa persona. Sin embargo, eso no es amor. Eso fue lo que le dijo Jonathan en un tema que surgió mientras hablaban de los problemas que tenían algunas veces los padres de Jonathan.

Kristel alejo esos pensamientos, no era momento de estar pensando en eso ahora. Estaba muy seguro de lo que sentía hacia Damián, pero no sabia lo que sentía él por él. Pero no quería arruinar el momento. Luego hablaría —seriamente— con él. Pero de pronto las dudas surgieron mientras Damián besaba su cuello con fervor. ¿Damián lo utilizaría como para pasar el rato y no para tomárselo en serio? Entonces un pensamiento que tuvo hace días sobre su persona apareció imprevistamente. Kristel se creía que era poca cosita a comparado de la rubia. Era insignificante al lado de ella. Porque ella era una mujer madura. Él solo era un niño inexperto que no sabia nada acerca de la vida.

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