® Secrets in The Darkness ©

Capítulo 17

Subí las pequeñas escaleras que había en la biblioteca y me senté frente a una pequeña mesa que había. Comencé a armar el gramófono con cuidado y sin hacer mucho ruido. Una vez armado agarré el primer cilindro y lo puse en marcha.

-"Esta es Pamela Upton, probando el grabador de cilindros de cera en este jubiloso año de 1887 junto a mi amado, Thomas Sharpe"-

-"Thomas, dí algo, habla para el cuerno"- dijo la mujer de aquella grabación. Abrí el primer sobre que correspondía al nombre la mujer, en su interior había muchos documentos y varias fotos de una mujer castaña en silla de ruedas junto a mi hermano.

-"Es una maquina muy hermosa, Pamela, pero preferiría no hacerlo"- La voz de Thomas se escuchó en el cilindro, parecía nervioso.

-"Dí algo, por favor"- insistió la mujer.

-"¿Qué se supone que quieres que diga exactamente?"- le preguntó Thomas a la mujer.

-"Dí...que me amas"- Aquellas palabras hicieron que mi corazón comenzara a latir de manera rápida y que mi vista se clavara en el cuerno, esperando que aquellas palabras salieran más sin embargo quedó todo sumido en silencio, ya no había más conversación en aquel cilindro.

Suspiré un poco más calmada y saqué el cilindro para colocar el segundo que correspondía a una mujer llamada Margaret McDermott. En el cilindro solo se escuchaba a Thomas recitando un viejo trabalenguas y en el paquete había fotos de ambos y documentos de transferencia de vienes a hacia mi hermano. Fruncí el ceño levemente comenzando a sospechar.

¿Acaso mi hermano había estado casado anteriormente? Y si era así ¿Dónde estaba aquella mujer? Con algo de temor coloqué el tercer Cilindro y lo puse en marcha.

-"He tenido planes de irme de este lugar, pero no puedo. Todo lo que quieren estas personas son mi dinero para trabajar en esa maldita maquina suya, eso es todo lo que les importa"- la mujer comenzó a toser fuertemente.

Fije mí vista en una de las fotos que había en el sobre de Enola Scioti, me llamó la atención el juego de té que descansaba sobre una pequeña mesa, era el mismo juego de té en el que Lucille me servía todos y cada uno de los tés del día.

-"Voy a esconder estos cilindros en el armario de ropa, si alguien los encuentra quiero que sepan lo que ellos me hicieron"- esta vez la mujer quedó en silencio por varios momentos, permitiéndome observar otras fotos con el perro que había encontrado en la entrada de la mansión. Sentí mi corazón paralizarse cuando encontré una foto de Enola cargando en sus brazos a un pequeño bebé.

-Un bebé...-murmuré viendo la pequeña fotografía del bebito.

-"A quien encuentre esto quiero que sepa que me están matando- exclamó la voz con desesperación. Miré el gramófono con temor por aquellas palabras-Me estoy muriendo. El veneno está en el té. Encuentren mi cuerpo y llévenselo a mi hogar, no deseo morir aquí...."-

Aterrada por aquella declaración me llevé una mano a la boca cuando sentí una arcada y un ligero mareo. Llevé una mano a mi estómago y me levanté de mi asiento como pude, comencé a bajar las escaleras y corrí hasta la entrada con la mirada vidriosa.

Necesitaba salir de esa mansión.

Como pude, abrí ambas puertas, sintiendo la congelada brisa y los copos de nieve chocar en mi cara con fuerza. Me abracé a mí misma intentando mantener el calor sin éxito alguno, la tormenta era muy fuerte y casi no podía ver nada; cuando comencé a sentir los mareos con más fuerza fue cuando decidí entrar de nuevo a la casa y sentarme al borde de las escaleras, apoyando mi cabeza en la pared.