Capítulo 11

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"Thomas y yo"


A la mañana siguiente desperté temprano. Los recuerdos de la noche anterior giraban en un baile tormentoso, mientras me acomodaba el cabello mi mente solo pensaba en aquel ser espectral. Salí de mi cuarto y bajé hasta la cocina. Lucille no estaba.

El llame varias veces sin embargo no me contestó, al parecer estaba sola aquella mañana; Thomas se encontraba afuera de la mansión arreglando la cegadora por lo que pasaría la mayor parte del tiempo sola. Me dispuse a preparar el desayuno. Una vez terminado salí a llamar a mi hermano.

-Thomas ¿Sabes a donde se ha ido Lucille?- Le pregunté mientras me sentaba frente suyo

-Por lo que me ha dicho, sé que se ha ido al pueblo. Creo que necesitaba comprar unas cosas- Respondió Thomas tranquilamente- Escucha Elizabeth, ¿Te...gustaría ir a ver como trabajo con la cegadora?-

-Claro que me gustaría, prefiero ver como trabajas a pasarme todo el día encerrada- Dije con una sonrisa. Terminamos de desayunar y salimos de la casa.

La mayor parte de la mañana me la pasé viendo como mi hermano intentaba hacer andar aquella enorme máquina; arrancaba perfectamente pero no excavaba, era obvio que alguna parte andaba mal. En un momento, ya cansado, Thomas se bajó de la cegadora y entró a la casa completamente molesto, lo seguí por detrás a paso veloz. Estaba sentado en el sillón de salón.

-Thomas- Lo llamé con dulzura en mi voz, el nombrado solo me miró por unos segundos antes de regresar su vista a un punto inexistente en el suelo, casi parecía que estaba haciendo una rabieta. Suspiré y me senté a su lado- Sabes, cuando algo no me salía bien solía salir a caminar o simplemente miraba el cielo-

-Pero yo necesito que esto no falle- Exclamó mirándome. Sus ojos reflejaban miedo, frustración- Necesito que esto funcione, de lo contrario lo perderemos todo-

-Comprendo que esto sea importante para ti, pero tienes que estar listo para fracasar a veces. Es parte de la vida del inventor y del trabajador estar preparado para el fracaso- Le expliqué

Ver a Thomas tan frustrado me recordó a mi padre, en las épocas en que recién comenzaba a producir sus propios edificios. Como cualquier principiante había fracasado en varias ocasiones; Su madre era quien se encargaba de tranquilizarlo y alentarlo a no bajar los brazos. Esta vez, era mi turno pero con otra persona, con mi hermano.

-¿No crees que deberías volver?- Pregunté tranquilamente

-No creo, debo cambiar algunas piezas del modelo, para saber que debo cambiar y que debo arreglar- Respondió lanzando un largo suspiro

-Te veo muy estresado, ¿Qué te parece si dejas de trabajar por unos momentos y hacemos algo juntos?- Propuse sujetando sus manos- Podemos tocar el piano, o leer, o simplemente podemos fabricar algo nuevo-

-No. Quiero me cantes de nuevo esa canción, como cuando éramos niños- Me pidió recostando su cabeza sobre la falda de mi vestido, clavando sus ojos sobre los míos

-Ya no somos más unos niños- Comenté acariciando suavemente sus negros rizos

-Pero me gusta recordarte así- Dijo Thomas sonriéndome con ternura- Vengan mis niños- Comenzó a cantar y yo sonreí. Recordaba mi canción

Vengan mis niños

Que los llevaré,

A una tierra encantada

® Secrets in The Darkness ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora