Capítulo 11: "Los sueños y la conexión"

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(Subrayado: sueños)


Caminaba entre pasillos oscuros, hasta encontrarme con una puerta. Y no era la única qué estaba allí.

Harry Potter, mi hermano, se encontraba allí. Parado frente a la puerta qué me resultaba vagamente familiar.

Levante mi mano, y la apoyé en el hombro de Harry, quien se giró, y me miró con ojos curiosos.

Ya nos había pasado una vez. Esta conexión qué tenemos los mellizos es muy importante, porque en el mundo mágico se había probado qué los gemelos o mellizos con magia pueden tener una conexión en sueños...

Pero yo no tenía una conexión a los sueños de Harry. Si no, a todo. Cuando Voldemort entra en su mente, o mi hermano entra en la de él, cosa qué nunca había hecho, yo puedo verlo.

Le dediqué una mirada de advertencia antes de abrir la puerta.

Al abrir la puerta, nos encontramos con qué parecía un aula del colegio Hogwarts, con muchas mesas colocadas en un lado, todas juntas. Me seguía pareciendo conocido, cómo si ya lo hubiese visto hace mucho.

En una punta del aula, estaba, vaya sorpresa, estaba el espejo de Oesed.

Inmediatamente recordé qué era porque recordaba este lugar... era Hogwarts, en nuestro primer año... dirigí mi mirada hacia mi hermano. Estaba asombrado y confundido.

-¿Qué pasa?- preguntó Harry, con aire de más confusión. - ¿Por qué es, justamente, este espejo?

-no lo sé, Harry. - le contesté monótonamente. - acerquémonos... tiene qué haber algo raro para qué sueñes esto...

El bufó. No le gustaba qué yo me metiera en sus sueños... pero le dije qué es inconscientemente. Pues, yo estoy dormida.

Nos acercamos despacio al espejo de Oesed lentamente, hasta qué estuvimos en frete de este.

-¿y ahora qu...? - pero la pregunta murió en su garganta. En el espejo, frente a nosotros, estaba el padrino de Harry y, a la vez, mi tío, Sirius Orión Black. - ¿Sirius?

Yo no podía hablar, se me llenaban los ojos de lágrimas.

-Harry... - dijo Sirius con una sonrisa en la cara, y después me miró a mí.- Lily-Bel... - y después escuché, desconcertada, una voz rasposa, fuerte y conocida.

<<Quien ha caído detrás del velo por culpa de su misma sangre, volverá para poder crear y ver un mundo mejor en estos tiempos...

Quien ha caído detrás del velo regresará, para cumplir lo qué prometió a una persona, quien se oculta bajo un disfraz, para poder vivir todo lo qué no pudo vivir...

Para poder volver, dos hermanos, mellizos, tendrán qué desearlo con lo más hondo de su corazón...>>

¿Qué demoños había sido eso? Había sido la voz de la profesora de Adivinación... la profesoraTrelawney. Miré otra vez al espejo, pero Sirius ya no estaba allí.

-¿Dónde está Sirius? - le pregunté a mi hermano. Estaba un poco ido. - ¿Harry? ¿Crees qué...?

-espera... - dijo él, pensando. - creo que eso fue una profecía...

-eso, eso obvio, mi querido hermano. - le dije divertida y sería a la vez. - tendríamos qué intentarlo...

-si... no entendí muy bien lo qué quiso decir la loca aquella. - yo rodé los ojos. - pero, ¿ desear qué cosa?

-¿no es obvio, 'manito? - le dije yo con deje de burla y diversión. - dice qué tenemos qué desear los dos juntos con el corazón para qué él vuelva... Tiene sentido...

-pues yo lo deseo hace mucho... - me dijo con tristeza. - ¿tú no? - alzó una ceja.

-pues, ¡Claro qué sí! - le dije dándole un manotazo en el hombro. - ¿Por qué no iba a desearlo? Hay a veces qué pienso qué no me conoces, hermano... y eso, qué tienes conexión directa a mis pensamientos...

El resopló. No le gusta hablar de nuestra conexión.

-¿Qué hacemos? - preguntó rato después. - ¿Cómo hacemos para qué Canuto vuelva?

-no lo sé... - le respondí... no tenía ni la más remota idea de cómo hacerlo... - pero realmente deseo qué Canuto vuelva con nosotros... pero lo dudo mucho.

-¿y porque lo dudas?- me cuestionó.

-¿no te acuerdas lo qué te dijo Dumbledore en cuarto, Harry? - le espeté. - "Ninguna magia puede revivir a los muertos"... dudo mucho qué él vuelva... si no, ya lo hubiésemos hecho nosotros con mamá y papá... - dije con un nudo en mi garganta.

Lo sé... lo sé, Bella. - me tomó por los hombros y me apretó más contra él. - volvamos a salir.

No pude contestarle, porque una fuerza, qué yo conocía bien, me arrastró, y lo qué ví era cómo si tuviese los ojos cerrados mirando hacia el sol.

La Otra Cara de BellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora