Capítulo 28: El día después

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Deus vitam, sanguinem, auxilium quaeris... ius de hoc totum... elixir mortis quaeso perficere... ego petere auxilium entia qui non vis immortalitatem... constringitur enim mane vel plena... ego quaeritur... vitam in ea... ¡Vita! - Grité apuntando mi varita hacia el caldero.

Un torrente de aire paso entre mi cuerpo, y un haz de luz roja, cubrió la poción qué había estado preparando por semanas. - Periculum revelio - susurré a la poción. No sucedió nada. Lo qué significa... está bien hecha.

-¿Bella? - preguntó la voz de mi hermano de tras de la puerta del cuarto donde me encontraba.

-Pasa, hermano. - le dije mientras guardaba en siete tubos de ensayo, poción. Cuando terminé, me giré hacia Harry. Tenía a Teddy en brazos. Me paré del suelo a guardar todas las cosas y, luego, quité a Teddy de los brazos de su padrino. - ¡Hola mini-lunático! - le dije jugando con él. Se rió en silencio, y su cabello cambió a pelirrojo. - ¡Me quieres! ¿No, Teddy? - le dije mientras lo levantaba hacia el techo. Cuando me calmé, miré a Harry, quien me miraba con una sonrisa. - ¿Qué pasa? - le pregunté frunciendo el ceño.

-hay visita en el comedor - dijo divertido. Enarqué una ceja. Se limitó a reír. - bajemos. - propuso.

Caminamos hacia las escaleras del número 20 de Privet Drive. Esta casa, a diferencia de la del número 4, eran mucho más grandes y espaciosas por dentro y por fuera, cómo una mansión. A partir del número 10, las casas pasaban a ser la parte más popular de esa localidad. Cómo... un Privet Drive Alto.

-es en el comedor. - me dijo Harry. - no sé si te agradará...

Entramos a la cocina, y lo qué ví, me sorprendió y me llenó de ira.

-Harry - le llamé. - Sostén a Teddy - le dije con los dientes apretados. Mi varita estaba arriba. - ¿Qué te dije de volver a verme, Black? - gruñí enojada hacia Jacob Black, pasándole a mi hermano el bebé.

-Vine a saber cómo estabas, Bell's - dijo sereno. - no me interesa lo que diga la carta... el día antes de la batalla con los chupasangre recién nacidos.

-en la carta decía claramente que no quería volver a verte - le dije apretando los dientes. - y para ti soy Potter, no "Bell's". Dejaste de tener el privilegio de llamarme así cuando intentaste matar a mi hijo, junto conmigo. - le espeté. - y agradece que Edward no esté, porque estarías muerto, perro - le advertí.

-no le tengo miedo a un chupasangre insignificante, Bella. - me dijo cansinamente.

-te dije qué me llamaras Potter, Black - le reclamé. Jacob rodó los ojos.

-¿ya me están retando por algo de qué no tengo ni idea de l qué hice, fénix? - preguntó la voz del padrino de mi hermano a unos metros de nosotros. Se fijó cómo estaba mi cara, y desvió su mirada hacia Jacob. - ¿Quién es este? - arrugó el ceño.

-un perro muy molesto, tío Sirius. - le dije con calma. - ¿y papá?

-Acá estoy - dijo su voz, mientras salía de las llamaradas verdes de la chimenea, conectada a la Red Flu. Se fijó en la escena qué representábamos Jacob y yo. - ¿Qué está pasando? - exigió saber él frunciendo el ceño.

-solo una charla con una advertencia. - dijo Jacob. - No permitiremos qué ninguno de tus queridos chupasangre vuelvan a Forks - dijo cruzándose de brazos. - Tu podrás seguir viniendo a Forks y a La Push - me dijo con una sonrisa qué aumentó mi enojo. - ningún Cullen pisará Forks de ahora en adelante.

-qué mala suerte, Black... - dije con "tristeza". - Porque dentro de unos meses dejaré de ser la señorita Potter-Swan para dar paso a la señora Cullen - le dije con sorna. Él hizo una mueca. - Te advierto que, si no te vas ahora mismo, te hechizaré con la primera varita qué se me cruce... y no va a ser ningún hechizo inofensivo, Jacob Black - le tiré, mostrando mi lado Evans. - vete antes de qué Edward regrese. - le dije cómo ultimátum, agarrando la varita más cerca; la de Harry. - ¡Portus! - grité apuntando a la pulsera qué me había regalado para "mi graduación", no sin antes, sacar el diamante qué e Edward me dio días después. - Toma - le dije lanzándole el objeto. - no quiero nada tuyo. - y salí hacia la habitacion de mi hijo.

La Otra Cara de BellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora