P.O.V. Bella
¡Crack!
El sonido de la desaparición conjunta de Harry, Ron y Hermione, resonó a cinco metros fuera de la casa, junto con el bosque.
Miré a Ethan, y sonreí, suplantando el sentimiento de angustia y preocupación qué Harry había dejado al irse otra vez. Sin embargo, no estaba enojada por no decirme que plan tenían con Griphook preparado.
-estaré adentro... - anuncié en un murmullo. Sentí qué mis padres asentían.
Ethan tenía tan sólo una semana y media, y sus jitos todavía eran negros. Síntoma de que su clor de ojos no era definido aún. Sirius me siguió detrás.
-iré a la Madriguera y veré cómo están mis chicas. - dijo tranquilamente, mientras se acercaba a la chimenea.
-cualquiera qué conocería al Sirius Black qué estudiaba en Hogwarts con 15 años, se quedaría con la mandíbula colgando al saber qué tiene una hija y una novia estable y qué le ama mucho. - dije riendo.
-pero con la satisfacción qué yo me declaré enserio a mitad de sexto año y no cómo Cornamenta, qué fue al séptimo año. - dijo maliciosamente. Sonreí. - Dile a Lupin qué en una hora lo quiero aquí, - le dije severa. Abrió desmesuradamente los ojos, y me miró con un poquito de miedo. - ¿Entendido, tiíto? - le dije inocentemente. Afirmó con la cabeza aprensivamente. - ¡Perfecto! - dije saltando después de dejar a Ethan en su coche. - Ve, y salúdame a "tus chicas" - dije divertida.
-¡Sí mi Capitán! - dijo en saludo militar. Me reí. - Señorita, -dijo haciendo una reverencia exagerada, agarró un puñado de polvos Flu, y se fue en una llamarada verde. Segundos después, la chimenea se volvió a llenar de llamas verdes, y, en ellas, apareció Edward.
-¿Cómo van las cosas por acá, Bella? - me preguntó acercándose a mí y plantándome un beso suave. - ¿Y Harry?
-Se acaba de ir a continuar la misión. - me encogí de hombros y solté un suspiro de nostalgia. La misión... no... No podía ir... tengo que cuidar a Ethan.
Instintivamente, posé mi vista en él. Su carita, tan inocente, tenía los ojitos cerrados. Desde qué nació, nunca abrió sus ojos. Y era muy raro. Con la vista puesta en el equipo de música, me acerqué al susodicho aparato, y la música de Beethoven se escuchó en toda la estancia a un volumen imperturbable para Ethan.
-¿para estimular su cerebro? - susurró Edward en mi oído. Asentí con una sonrisa. - Si qué eres la indicada... - dijo con regocijo.
Me reí con una risita tranquila pero con un volumen bajo para no despertar al niño.
-pues tu el indicado - le dije con simpleza. Lo miré con fijeza y ternura. Puse mis dos manos a los lados de su rostro, y lo acerqué. Tuve qué ponerme de puntillas para besarlo, ya que él es más alto.- humm... - murmuré complacida. - mucho mejor... hace dos días qué no lo hacía...
Cómo si fuese una muñequita del cristal más fino qué tuviese en sus manos, me guió hacia el sofá, haciéndome sentarme en sus piernas. Sus brazos me rodearon por la cintura y su mentón descansó en mi hombro.
-... cómo llevará Lunático lo de ser padre... - se escuchó decir a papá, qué charlaba con mamá. Venían de la cocina.-me gustaría verlo cambiar un pañal... - dijo tentado.
-¿Para qué? - preguntó mamá divertida ya sentada en la falda de papá en un sillón individual. - si ya viste cómo cambiaba de bebé a Bella - dijo riéndose. - ¿te acuerdas cuando le hicimos cambiar a Harry a Sirius? ¡Fue épico! - y rompió a reír junto con papá.
Salté de inmediato.
-¡Ni se les ocurra pensar en mí cuando era una bebé o revelo en qué año mamá se enamoró de papá! - entrecerré los ojos, ocultos por mis gafas ligeramente cuadradas. Mamá entrecerró los ojos amenazadoramente.
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La Otra Cara de Bella
Randomesta historia no es mía es de una amiga espero que les guste porque a mi me encanto