Trato de pasarme sin somníferos, aunque sólo sea porque sé que tú no aprobarías que los tome. Pero, sin las píldoras, no paro de dar vueltas en la cama. Mañana no serviré para nada en Viajes R Us, pero quería escribir otro recuerdo de esa época.
¿Recuerdas haber tomado en el loft cangrejos de caparazón blando con Eileen y Belmont?Aquella velada sí que hubo alegría desbordante. Hasta tú arrojaste por la borda toda precaución y te dedicaste al brandy de frambuesas a las dos de la madrugada. Sin ninguna interrupción para admirar vestidos de muñecas, y sin tener la preocupación de que el día siguiente fuera jornada escolar, nos dimos un atracón de fruta y helado y bebimos sin ninguna moderación abundantes copas de la transparente y embriagadora frambuesa, animándonos los unos a los otros con nuestros relatos, que trataban de superar a los de los demás en exageración, en la orgía de eterna adolescencia que caracteriza a las personas de mediana edad que no tienen hijos.
Hablamos de nuestros padres, más bien en detrimento de todos ellos, me temo.
Y montamos una especie de concurso extraoficial para descubrir quién de nosotros había tenido los progenitores más chiflados. Tú estabas en desventaja: el inflexible estoicismo de Nueva Inglaterra que caracterizaba a tus padres era difícil de parodiar. En cambio, las ingeniosas artimañas de mi madre para evitar salir de casa causaron gran hilaridad, e incluso me las arreglé para explicar el chiste privado entre mi hermano Giles y yo acerca de la frase «Es muy conveniente», latiguillo empleado en nuestra familia en vez de «Cumplen lo prometido», en referencia, sobre todo, a los políticos. En aquellos tiempos (antes de que se mostrara contrario a permitir que sus hijos se acerquen a mí), no tenía más que decirle a Giles «Es muy conveniente», y se desternillaba. Hacia las tantas de la madrugada, podía decirles a Eileen y Belmont «Es muy conveniente», y ellos se partían de risa también.
Ninguno de los dos podía competir con el vodevil inter racial de aquel par de bohemios vecinos nuestros. La madre de Eileen estaba esquizofrénica, y su padre era un tahúr profesional; la madre de Belmont era una antigua prostituta que se vestía aún como Bette Davis en ¿Qué fue de Baby Jane?, y su padre un batería de jazz de cierta notoriedad, que había tocado con Dizzy Gillespie. Me di cuenta de que no era la primera vez que contaban aquellas historias, pero, probablemente por eso, las contaban muy bien, y, después de tanto vino blanco para regar el festín de cangrejos, me reía hasta que se me saltaban las lágrimas. En cierto momento consideré dirigir la conversación hacia aquella tremenda decisión que tú y yo estábamos intentando tomar, pero Eileen y Belmont eran, como mínimo, diez años mayores que nosotros, y no estaba segura de que carecieran de hijos por elección propia, así que pensé que quizá fuera poco delicado plantear el asunto.
Cuando se marcharon, eran casi las cuatro de la madrugada. Y no te confundas: en esa ocasión pasé una velada estupenda.
Fue una de esas raras noches que compensaron de sobras el jaleo de ir al mercado del pescado y preparar todo aquel marisco e incluso el esfuerzo de limpiar la cocina, sucia de restos de harina y pegajosas peladuras de mango. Me sentía triste porque la cena había acabado, y también un poco mareada por haber bebido en exceso un vino cuyos efectos embriagadores habían pasado ya, y sólo habían dejado cierta inestabilidad en mis pies y la dificultad de concentrarme cuando debía fijar mi atención en que no se me cayeran las copas de vino. Pero no era éste el motivo de que me sintiera quejosa.
-Todo en silencio ya -observaste mientras amontonabas la vajilla-. ¿Cansada?
Me comí la pinza de un cangrejo que había quedado olvidada en la sartén.
-Debemos de haber pasado cuatro, cinco horas, hablando de nuestros padres...
-¿Y qué? Si te sientes culpable de haber hablado mal de tu madre, puedes hacer penitencia hasta el 2025. Es uno de tus deportes favoritos.
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Tenemos que hablar de KEvIN
Mystery / ThrillerEs una novela escrita por Lionel Shriver en el año 2003. Centrada en Kevin Katchadourian, un adolescente responsable de varios asesinatos en su escuela, está narrada en forma de novela epistolar desde la perspectiva de su madre, Eva. En 2011 fue ada...