Pasaron las horas y oí unos golpes en la puerta, yo solo me limite a no contestar porque no veía que fuera a servir para algo. De todas maneras, la puerta estaba cerrada y no me suponía ningún problema quedarme aquí, total, mi habitación tenía cuarto de baño así que no tenía el más mínimo problema, no tendría que salir y tenía agua como siempre a un lado de mi cama. Prácticamente esto era mi refugio siempre por lo que estaba preparada. Seguí oyendo los insistentes golpes desde la repisa de mi ventana donde estaba asomada, ya que no podía concentrarme en mi lectura. Al no cesar los ruidos, me harte.
- Por favor, déjame sola. -dije con tono cansado y repetitivo. No me apetecía tener que discutir con nadie en mi estado de post-lloriqueo.
- Gema, abre, tengo algo para ti. -dijo la voz de Cameron por la otra parte de la puerta.
- Enserio, vete, quiero estar sola. -dije mirando a la ventana con el ceño fruncido como si pudiera verlo.
- Quiero disculparme ¿vale? Para eso necesito que abras la puerta.
-También podrías no haberme insultado... -replique oyendo como suspiraba.
Suspiré y me levanté arrastrando los pies hasta la puerta. Quité el seguro y la abrí topándome con la imagen de Cameron que tenía la cabeza gacha mirando a un pequeño gatito que había en sus manos.
Era muy pequeño, con varios colores en el pelo y unos bonitos ojos claros. Estaba claro que no era suyo porque él prefiere cien mil veces antes a los perros, pero... No lo entendía, ¿qué hacía con el gato? Oh.
- Antes de que digas nada, quiero pedirte disculpas. Me he portado fatal contigo y quería darte a este pequeñín para que lo cuidemos los dos y hacer las paces. -dijo dándomelo, yo lo cogí acariciándolo.
- Yo... -miré al gato. El pobre parecía un poco cansado, como yo.
- Sé que tienes tu derecho a no perdonarme y lo respeto, pero fue culpa de los celos. -levanté la cabeza mirándolo, lo admitía- Dios Gema, tienes los ojos rojos de haber estado llorando y encima es por mi culpa. Yo no quería esto... -dijo poniendo sus manos en mis mejillas.
- Te perdonó. -dije en un murmuro.
- ¿Enserio? -me miró sorprendido- Dios, gracias pequeña. -me abrazó con cuidado de no aplastar al gatito.
- Por favor, no me vuelvas a hacer daño. -deje al gatito en la cama mirándolo- Creo que ninguno se merece pasarlo mal y el que tiene que aguantarnos a los dos es Nico que no ha hecho nada, ni siquiera sabe que pasa.
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Crush
RomanceCuando eres solo la típica chica de secundaria que a menudo hace el ridículo, pero que a la vez, se divierte con sus amigas, no tienes nada que destacar sobre ti. Está chica ni siquiera tiene novio pero desde que empezó su antepenúltimo curso del i...