—Cuando llegué a éste lugar me detuve, porque me parecía extraño su silencio. Al ver su rostro lleno de tierra me asusté. Y mucho más en sus ojos y boca. La tierra llego hasta su garganta, asfixiándolo completamente —A éste punto ya tenía lágrimas en los ojos— ¿¡Sabes lo desesperante que fue hablarle y no obtener respuesta!?m¿¡Que no emitiera ningún sonido!? ¡Que no me diera ninguna señal!