ꕥ Condesa, y mayordomo ꕥ

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T/N.

Estaba practicando mi puntería con unos cuchillos, eran delgados y cilíndricos, así que más bien parecían pequeñas y filosas flechas. Irónicamente, mi afición por esto comenzó por aburrimiento, pero me he vuelto una maestra en el arte.

Clavé uno al centro de la manzana que reposaba sobre la cabeza de Maya, atrás teníamos un tablero especial para que no traspasara la pared.

Ciel y Sebastian nos acompañaban, decidió colarse para hablar de algo importante.

— ¿Ya terminaste? — me preguntó, escuché su impaciencia.

— Habla — hice un ademán con mi mano. Después me senté en uno de los sofás individuales.

— Hay algo que nos concierne a ambos, y nuestra reputación también — comenzó, poniendo ambas manos sobre sus piernas —. Tienes libertad de hacer lo que te plazca... — hizo una pausa — ¿¡Pero ir a ese tipo de fiestas!?

Maya y yo nos miramos de reojo. Si se refería a la de hace dos días, uno de mis amigos me invitó y a otras personas a una reunión "especial" , con exhibiciones traídas del oriente. Música, mujeres, bailarines, un nuevo mundo por descubrir que aquí se podría llamar vulgar. Me llegaron los recuerdos, tantas luces, colores, plumas, y baile indecente. Asombroso.

— Esos amigos tuyos son unos completos vándalos. No puedo permitir que ensucies el apellido de los Phantomhive.

— Pero nadie me vio — contesté haciendo una mueca —, descuida, no involucres el nombre en esto.

Y las sustancias, las sustancias que se consumieron allá fue una experiencia increíble.

— Hubo un par de tragos — mentí —, no te alteres.

— ¿Y que clase de alcohol era ese? — su ojo comenzó a tener un leve tic.

Recordé que algunas de las parejas de ahí decían que se sentían en las nubes, y luego, la excitación se apoderó de ellos en todos sentidos. Apuestas, sexo, baile, incluso actos de riesgo.

Y como no aprovechar, hice mucho dinero con sus sentidos estropeados.

— ¡Lo dice el que tiene una colección de vinos! — me reí — Maya estuvo conmigo, no hice nada que pueda perjudicarnos.

Se sobó el puente de su nariz con fuerza — Siendo la mayor formalmente, por favor, ¡ya no lo hagas!

— Bien — accedí, alzando mis manos como rendición —, pero si se presenta una buena oportunidad, la tomaré. Es importante hacer amigos en el mundo de los negocios, ¿o no?

Tomé un abanico de la mesita y empecé a moverlo.

— ¿A qué te refieres?

— Usábamos disfraces, pero pude ver a varios de tus socios... disfrutando — hice énfasis en la palabra, llevando el abanico más cerca de mi rostro — Y varios de hijos de familias ricas e importantes... créeme, hago lo que pueda ser beneficioso para nosotros.

•°•°•°•

Al regresar a casa de una "junta" fui con Ciel a su oficina, quería verme por lo que dijeron los sirvientes.

El mayordomo sonrió al verme. Su sonrisa era simplemente hermosa. Podría perderme en ella todo el día.

— ¿Qué sucede? — pregunté a mi hermano, antes de perder la concentración.

— Solo quería saber cómo estabas.

— Llegué en una pieza. — sonreí — ¿Qué haces?

— Tengo que entregar esta carta a... — le  arrebaté la carta, y me di la vuelta para leerla — ¡Ey, espera!

𝕬𝖒𝖔𝖗 𝕸𝖔𝖗𝖙𝖎𝖋𝖊𝖗𝖚𝖒  //𝑺𝒆𝒃𝒂𝒔𝒕𝒊𝒂𝒏 𝑴𝒊𝒄𝒉𝒂𝒆𝒍𝒊𝒔//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora