ꕥ Mayordomo, compañía ꕥ

6K 574 110
                                    

Sebastian.

Como me aseguro de que la mansión siempre esté tranquila y segura, doy una vuelta en la noche para vigilar. Los sirvientes duermen, pero si ocrre algo puedo confiar en que van a encargarse.

Pasaba por la biblioteca cuando creí ver una luz. Me detuve, y nuevamente regresé a ver la puerta, por el pequeño espacio que quedaba entre ella y el suelo pude ver unas sombras del fuego que bailaba dentro. Abrí una de las puertas procurando no hacer ningún ruido, entré de la misma manera.

En la mesa que hay al fondo vi una figura recargada en ella. Me acerqué más, y la distinguí como TN, se había quedado dormida. Qué peligroso, estando tan cerca de la vela.

Me incliné para despertarla, pero... primero admiré su belleza. Estaba dormida, pero, lucía muy tranquila, sus labios rosados estaban entre abiertos, y podía escuchar de vez en cuando su respiración lenta y suave.

Los seres vivos son cálidos, nunca me había detenido a pensarlo.

- TN... - susurré, pero no sé inmutó - TN...

Tal vez estaba muy cansada. Moví su hombro con las yemas de mis dedos para no espantarla.

- ¿TN? Debe despertar... Oh... vaya que tiene el sueño pesado - aclaré mi garganta - ¡Señorita!

Se levantó de golpe haciendo un sonido agudo, pero no calculé bien y al alzar su cabeza me pegó en el rostro. Me aparté de inmediato, y ella solo se dio la vuelta espantada. No la juzgo.

- Ay... Me asustaste... - susurró, llevándose una mano al pecho - No vuelvas a...

Se detuvo, mirando con vergüenza hacia mi nariz. Sentí que algo me escurría, me sacó sangre por el golpe.

- A-Ah, ¿yo te hice eso?

- No se preocupe.

- Qué pena - susurró cubriendo su boca - Pero, ¿que haces?

- Vine a despertarla - dije -, no es cómodo que se duerma aquí... ¿Y que estaba leyendo?

Agachó su cabeza para ver el libro abierto que tenía en la mesa.

- Es de medicina - sonrió, al cerrarlo -, quiero adelantarme un poco.

- ¿Y ya finalizó la tarea de bordado que le dejaron?

Vi como unas gotas de sudor recorrían su frente mientras hacía una cara.

- N... eh... ¿Sí?

- ¿La empezó? - alcé una ceja.

- ¿Por qué dudas de mí? - sonrió, cerrando sus ojos. Trataba de evadir la pregunta, pero después de unos segundos estando se quebró - No me mires así, no la he empezado, ya ni me acordaba... - murmuró -.

- ¿Quiere que le ayude?

Lo pensó por unos segundos, se levantó de la silla y juntó sus manos en un aplauso - ¡Sí, que amable!

Ah... creo que eso quería. De todas maneras, no le iba a decir que no.

- ¿Ya te vas?

- No, me falta el ala este.

- Entonces te acompañaré. ¿Te parece?

- Sí, gracias.

Asintió, y luego apagóas velas del candelabro. Ahora que solo el mío alumbraba se acercó más a mi cuerpo.

Puede que, aunque no sea correcto, ella busca excusas para estar a mi lado. Si es que estamos en público mantendrá su distancia, pero aquí, en la mansión, podemos hablar y actuar naturalmente.

𝕬𝖒𝖔𝖗 𝕸𝖔𝖗𝖙𝖎𝖋𝖊𝖗𝖚𝖒  //𝑺𝒆𝒃𝒂𝒔𝒕𝒊𝒂𝒏 𝑴𝒊𝒄𝒉𝒂𝒆𝒍𝒊𝒔//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora