— ¡No por favor, no ella no! —rugió Daryl mientras sostenía el cuerpo de Carol en sus manos, la sangre fluía del vientre de Carol por causa de las balas, no le quedaba mucho tiempo, ni el tampoco antes de todo por lo que había luchado se desvaneciera entre sus manos.
— ¡Carol no puedes abandonarnos, no puedes abandonarme! —Sollozó Daryl apretando la herida de su abdomen con las manos temblorosas—no...por favor—, las lágrimas corrían por sus mejillas sin detenerse, Carol lo miraba con dulzura, con las pocas fuerzas que le quedaban levanto su mano y acaricio con suavidad la mejilla de Daryl, que estaba completamente mojada por las lágrimas.
—Está bien, está bien Daryl—susurró Carol en voz baja y suave —te amo—, la voz de Carol se apagó, para después apretarse el estómago con dolor y cerrar los ojos con lentitud.
— ¡No Carol por favor quédate!—la mujer que los había salvado tantas veces a él y a su familia ahora se encontraba sin vida en sus brazos, la tristeza y la ira se apoderaron de él al instante y con todo el dolor en su pecho se acercó al oído de ella para susurrarle después:
—Yo también te amo—no supo cuánto tiempo estuvo hincado sosteniendo a Carol, le parecía una pesadilla, hace tan solo una horas la tenía junto a él, disfrutando de una mañana junto a ella como todos los días. Ahora estaba muerta y jamás volvería a escuchar su voz, ver sus hermosos ojos azules y sentir sus manos cálidas....
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Un sudor frio recorrió la espalda de Daryl, noto que su camisa estaba empapada de sudor, sus manos le temblaban, se tocó el rostro y noto que estaba aún con lágrimas.
Joder.
Anteriormente había tenido pesadillas sobre ella, sobre perderla. Sin embargo Ninguna había sido como esta, donde Carol moría y terminaba llorando como un niño, de tan solo recordarlo lo hacía estremecerse varias veces, entonces un deseo lo invadió completamente, quería ver a Carol. Ahora. Lo necesitaba, todavía seguía sintiendo que estaba muerta, todavía sentía el cuerpo frio de ella en sus brazos, rápidamente se quitó la sabana y se dirigió donde dormía Carol.
— ¡Carol abre la maldita puerta!—gritó Daryl golpeando la puerta repetidas veces, todavía era de noche, por lo que Daryl había supuesto que era apenas de madrugada, no quería verse tan desesperado pero no lo podía evitar, la imagen de Carol muerta en sus brazos se repetía una y otra vez en su mente. — ¡Ábrela o te juro que la tirare!
—Maldita sea Dar...—Carol no termino de hablar cuando Daryl se abalanzo sobre ella, rodeándolo con sus brazos, ella no respondió al instante su abrazo, pero a Daryl no le importó solo quería volver a sentirla viva entre sus brazos, Carol sintió su corazón latir rápidamente en su pecho al igual que su respiración agitada, de un momento a otro Daryl sintió sus ojos humedecerse y sin poder evitarlo lloro en el hombro de ella, el cuerpo de Carol se tensó para después acariciarle el cabello suavemente, después de un buen rato Carol se separó un poco de él para poder ver su rostro. Aparto los mechones de pelo del rostro de el arquero con delicadeza, él se dedicó a observar el rostro de ella con detenimiento, podía ver la preocupación de Carol en sus ojos azules, su cabello gris lucía un poco más alborotado de lo usual y al igual que todas las veces que estaba confundida estaba frunciendo el ceño.
— ¿Estás bien? —susurró Carol con una pequeña sonrisa, noto que los ojos de Daryl estaban un poco rojos, Daryl asintió levemente con la cabeza para después pegar su frente con la de Carol, la sonrisa de ella se hizo más grande, normalmente Daryl no se mostraba tan abierto con alguien, ni siquiera con ella, de un momento a otro el no pudo evitar ver sus labios, quería besarla lo quería desde hacía tiempo, sabía que en cualquier momento podría perderla como en el sueño, además de que se había acobardado en Terminus por miedo de perder su amistad, pero desde que llegaron a Alexandria supo que también Carol lo quería más que su amigo por la forma en como lo miraba o como se preocupaba de diferente manera con él que con el resto del grupo. Carol inclino más su cabeza al igual que Daryl, la respiración de ambos se hizo más agitada y con un movimiento leve de cabeza de parte de Carol, juntaron sus labios con urgencia, Daryl recorrió la boca de Carol y ella no pudo evitar soltar un pequeño gemido para después cerrar con su pierna la puerta de la casa.
Tenían que recuperar el tiempo perdido.
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