One Shots; TWD

Es tiempo de partir (Noah y Beth)

La sangre salpico en su mejilla, sintió como la gota viajaba por su cara hasta caer en el suelo, dejo de respirar, fue solo una milésima de segundo cuando Daryl sacó su arma y le disparo a la Policía que alcanzo a gritar que era accidente, que el jalar el gatillo fue solo un reflejo, pero antes de que terminara de explicarles la bala atravesó su cráneo dejando los dos cuerpos tendidos en el suelo, junto con un charco de sangre que salía de su cráneo.

No gritó, no lloró, ni siquiera podía moverse, Noah permaneció plantado ahí sin articular palabra durante unos minutos, Beth la joven que pensó en él antes que ella misma, la única persona que le hizo volver a sentir fe, la chica que lo enamoró en tan poco tiempo, ahora estaba muerta, por su culpa, porque si él nunca hubiera salido de ese hospital en lugar de Beth posiblemente la rubia estaría con una sonrisa al lado de su hermana Maggie. Se arrodilló frente al cuerpo de la ojiazul derrotado, con un dolor inconfundible expandiéndose por todo su cuerpo, la misma sensación cuando vio morir a su padre, las lágrimas no tardaron en acumularse en sus ojos derramando unas cuantas lágrimas en el cuerpo de Beth, acarició su blanca mejilla la cual estaba manchada de sangre, aún tenía los ojos abiertos, con las manos temblorosas los cerró dando la impresión de que dormía, de que se trataba de una pequeña siesta.

Sintió la mano de Tyreese en su hombro tratando de darle un poco de ánimo, pero le parecía tan lejana y fría que apenas pudo dejar de mirar el rostro de Beth, para voltear hacia Tyreese

—Tenemos que irnos Noah. —murmuró Tyresse con voz suave, Noah miró por última vez el rosto de Beth, su corazón se hundió.

—Lo siento—susurró para después incorporarse sin las suficientes fuerzas, se dio cuenta que Daryl se encontraba a una cierta distancia, esperando la afirmación de Noah para poderse llevar en sus brazos el cuerpo de su amiga, Noah afirmo débilmente con la cabeza para después darse la vuelta y caminar junto con Tyresse hacia la salida del hospital, delante de él podía ver a Carol que sollozaba en voz baja mientras se sostenía de los hombros de Rick, al igual que él Beth la había salvado de una muerte segura.

No pudo ver a Maggie a los ojos en ningún momento, pero pudo oír el grito de dolor que salió de garganta, derrumbándose en el suelo, más tarde Tyresse le comentaría que había perdido a su padre y a su hermana en el plazo de tan solo una semana.

El funeral de Beth fue muy breve, pues el lugar en donde se encontraban era muy peligroso para quedarse ahí durante un día entero, un hombre de raza negra llamado Gabriel, leyó un par de veces una oraciones, dando un corto discurso sobre la joven Beth y la falta que le haría a su hermana y sus amigos, se sentía la tensión en el grupo, todos estaban cansados hasta el punto de parar repetidas veces por el trayecto, nadie decía una palabra, por lo que Noah pudo ver, Maggie y Daryl eran los principales afectados por su muerte, Maggie se aferraba a Glenn, era la única familia que le quedaba, Daryl nunca se apartaba de Carol, no los escuchó decir ni una palabra, pero al parecer no necesitaban ninguna.

Ahora se dirigían a la comunidad donde posiblemente la madre y los hermanos de Noah se encontraban, eso hubiera querido Beth, eso era lo que Beth quería después de que el dejó el hospital, encontrarse por fin con su familia, nunca olvidaría su sonrisa de felicidad cuando el atravesó baya, aunque eso significara el encierro para ella, pero sobre todo nunca olvidaría sus brazos rodeando su cuello mientras lo abrazaba con fuerza, negada a dejarlo ir causando así su propia muerte.

— ¡No lo hagas! —Gritó Glenn una vez más, solo faltaba unos pocos milímetros para que Nicolás saliera de la puerta giratoria, Noah ya podía imaginarse a los caminantes desgarrar sus intestinos, un sudor frio corrió por su frente, Glenn trataba de convencer a Nicolas entre gritos y maldiciones que por favor no saliera de la puerta, que juntos hallarían la forma para salir de ahí. El mecanismo de las puertas giratorias era empujado por decenas de caminantes que esperaban hambrientos.

— ¡Nicolas te juro que saldremos de aquí, pero no salgas! —gritó eufórico, Glenn sabía que estas personas tenían más miedo que ellos, pero nunca se imaginó de lo que eran capaces para salvar su vida. Nicolas se pudo librar de la puerta importándole poco la muerte que causaría.

El peso de los caminantes empujo con violencia a Noah al cristal, haciéndole imposible a Glenn salvarlo.

— ¡Noah! —, los caminantes empezaron a destrozar su carne, la sangre comenzó escurrir a montones, mientras sentía las manos y las mandíbulas hundir su carne para después llevárselas a la boca, el dolor era insoportable, jamás había sentido un dolor tan agudo y lento como este.

—No, Noah por favor—sollozó Glenn horrorizado, arrinconándose en la puerta.

Lentamente fue perdiendo la conciencia ya hasta le era imposible sentir las manos de los caminantes desgarrar sus entrañas, sus ojos no podían ver nada más que oscuridad, profunda oscuridad que lo hizo sentir aterrado y solo, hasta que la sintió y todo el dolor se esfumo de su cuerpo. Beth lo tenía abrazado fuertemente por la espalda apoyando su barbilla en su hombro, era cálida y reconfortante.

Era tiempo de partir.