°•✧ESPECIAL VHOPE - ¿TE ARREPIENTES? ✧•°

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HOSEOK PVO

– ¿Amor, te he dicho lo caliente que te vez con esa ropa? - sus palabras me hicieron sonreír adoraba su descarada lengua viperina. Lentamente comencé a caminar hacia él asechándolo como sé que tanto le vuelve loco, sus ojos brillaban ante la anticipación, cuando estuve frente a él cogí su cintura aplicando un poco de fuerza, no la suficiente para lastimarle, pero sí la suficiente para estremecer su cuerpo y hacerlo rogar por más.

– Pensé que me veía mejor sin ropa. – susurré coqueto.

Tae me sonrió con aquella jodida sonrisa que me hacia ver el firmamento completo. Guio sus manos a mi cuello tonteando con mis cabellos con falsa inocencia mientras acortaba nuestra distancia, me observó bajo sus pestañas las cuales movía de manera lenta manteniéndome bajo su hechizo, cuando estuvo a centímetros de mi rostro por fin atacó, mi precioso tigre atrapó mi labio inferior mordisqueándolo suavemente mi respiración se cortó al sentir como aquellos infernales labios succionaron mi belfo.

– No recuerdo cómo te vez sin ropa, porque no me lo recuerdas. – susurró mientras usaba aquella agilidad y tenacidad para bajar uno de sus brazos acariciando mi muslo con sus largos y sensuales dedos, sonreí al sentir su dedo peligrosamente cerca de mi intimidad.

– Mghm. - un ronco jadeo se escapó de mis labios arrepintiéndome al instante al ver aquella sonrisa burlona y cargada de gozo, este pequeño es muy astuto debo tener mucho cuidado con aquellas benditas manos.

– No amor, no hagas eso. P-puede entrar alguien. – susurré maldiciendo el temblor en mi voz. Nos encontrábamos en la oficina, en cualquier momento podía entrar alguien, el riesgo de ser descubiertos era aún más alto, pero a Tae eso parecía no importarle, continuó con sus movimientos descarados. Cerré fuertemente los ojos, tratando de controlar el calor que comenzaba a crecer en mi interior...

¡Mierda! ¿Por qué tienes que ser tan condenadamente exquisito?

– Por favor Tae, d-detente. Aquí n-no...- mi voz sonó ahogada, apenas era capaz de respirar debido al asfixiante calor que comenzaba a crecer entre ambos, desde que pusimos un pie dentro de mi oficina supe que estaría perdido, pero intenté mantenerme firme.

Apretó sutilmente mi dura anatomía, y sentí que todo se iría al carajo. Tensé mi mandíbula sentía que en cualquier momento se rompería, un ronco gemido quedó atorado en mi garganta sonando como un gruñido. Comenzó a mover su mano de abajo hacia arriba en un tortuoso juego, juego el cual conocía a la perfección, lo habíamos jugado innumerable veces, ya lo habíamos hecho en todos los lugares de mi departamento, en su casa, en el auto, en el jodido baño de cada restaurant al que asistimos, en su casa, pero sin duda el mejor ha sido en su estudio...

Gruñí ante mis calientes recuerdos, pero la oficina está fuera de los límites. ¡No! Joder Hoseok contrólate, no puede ser en la oficina, por mi salud mental no puedo hacerlo mío aquí, no si cada vez que entre lo recordaré y me pondré duro.

Con toda la fuerza de voluntad que no sé de dónde saqué llevé mis manos a las suyas para luego separarlo de mí, Tae me miró asombrado, inspiré con profundidad intentando aclarar mi mente mi excitación ya tenía mis bóxer húmedos...

¡Maldición Kim! ¿Qué haces conmigo?

– A-aquí no. – dije firme. Tae bajó su cabeza dejando ver un pequeño rubor en sus mejillas, se veía tan pequeño, tan avergonzado, haciéndome sentir como un idiota, no quería hacerle sentir mal.

– ¿P-por qué no? - su voz sonó tan frágil que me hizo sentir aun peor.

– ¿Te arrepientes? - ¡¿Qué?!

ENAMORÁNDOME DE MI DULCE ESPOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora