Capitulo 5: Si tuviera el valor

499 51 7
                                    

Era de verdad increíble, jamás había ido a su casa, es más, jamás había estado ni por lo menos cerca, todas las veces que nos habíamos visto lo había dejado a unas calles.


― ¿Enserio vives aquí? ―pregunté cuando recién habíamos entrado

―no, la puerta estaba abierta y por eso pudimos entrar

―idiota―me quejé― ¿Y tu padre?

―seguro que en su estudio, casi nunca sale de ese lugar―me sonrió mientras asaltaba su propio refrigerador―anda vamos arriba


Subimos por las escaleras, su habitación era la segunda de la izquierda, bastante grande por cierto, nos sentamos en el piso delante de la gran cama bien tendida con sabanas blancas, me ofreció de la comida que llevaba mientras comenzábamos una conversación, la noche llegó rápido sin saber ni como, entre broma y broma el tiempo pareció irse volando, los dos permanecíamos en el suelo frente a la televisión que habíamos prendido para ocultar cada carcajada, lo miré de reojo, en ese momento todo lo que me había tenido en vela desapareció, en ese momento no sabía que era, mi corazón parecía latir con más fuerza mientras mi respiración se hacía más pausada, me miró sonriendo, aquellos ojos en los que siempre me perdía y la tierna sonrisa que siempre me brindaba me hicieron perder aquella duda en mi cabeza, me acerque más a él y lo abracé, él no dijo nada, no era propio de mi el hacer eso ya que normalmente él era el que lo hacía, lo tome de la barbilla para poder tocar sus labios, el suave contacto que rápidamente se volvió cada vez más intenso.


―Kidou―se escuchó cerca de la puerta


Me separe de él lo más rápido que pude ante su mirada de asombro, era su padre que después de eso abrió la puerta de la habitación.


―quería decirte que ya me voy―anuncio apenas entrando― ¿Quién eres tú? ―preguntó mirándome extrañado pero yo aun no reaccionaba

―es un amigo, es Akio Fudou―respondió por mí

―un gusto conocerte Fudou, se ve que no hablas mucho, bueno me retiro, no te duermas tarde hijo

― ¿Estás bien? ―me preguntó después de ver a su padre salir, yo no respondí


Estupidez fue lo que ocurrió después, mi cabeza estaba llena de cosas sin ningún sentido, el conocer a los padres de algunas de mis parejas amorosas no estaba en mis planes, es mas no recuerdo si con alguna persona salí por más de 1 mes, Kidou se había metido quien sabe como dentro de mi cabeza, era para mí importante mirarle y platicar con él, me preocupaba y me emocionaba el día en que ambos teníamos libre para poder vernos, estaba actuando como toda una adolescente enamorada y eso no me gustaba para nada, ¿Por qué?, yo era Akio Fudou por dios, ¿Cómo podía actuar así?


―Tranquilo Fudou ya se fue―dijo después de un rato―otro de sus viajes de negocios

―no me toques―respondí alejando su mano de mí

―de acuerdo―se escuchó serio―no sé porque te preocupa que sepa que tú y yo somos novios


¿Novios?, ¿Estaba escuchando bien?, no eso no podía estarme pasando


―yo...yo jamás dije que sería tu novio―mi voz era casi un susurro, él suspiró y se acercó mas a mi quizá intentando que dijera algo mas―d-debo irme―dije levantándome rápido y tomando mis cosas que se encontraban en la cama

―de verdad que no te entiendo Fudou, no te gusta que te toque, que te bese en público, que te diga algo lindo y según tú no somos nada ¿Por qué sales conmigo entonces?

La noche de las mil estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora