Capitulo 16: En la salud y enfermedad

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La vida es así de caprichosa, no podemos engañar al destino, eso es algo que con el tiempo fui aprendiendo pero aun me sigo preguntando el porqué de muchas cosas.


―y ¿Entonces?, ¿A qué hora terminara la junta? ―me preguntó mientras caminábamos hacia su escuela


Entrar más tarde al trabajo aquel día me había permitido acompañarlo a la universidad, últimamente había estado preocupado por él, se había sentido cansado y de un tiempo para acá la fiebre era recurrente, "Estoy bien", me decía y se negaba a ir al doctor, no pensaba quedarme con esa respuesta así que le insistí hasta el cansancio, "Iré esta tarde, lo prometo" fue lo que dijo antes de salir de casa.


―no lo sé, iremos a la empresa con la que supuestamente haremos negocio para escuchar la propuesta y después veremos cosas de contrato y demás, regresaremos con tu padre y él decidirá si firma o no, luego de eso estaré libre


Unos meses habían pasado ya desde que nos mudamos, todo iba bien, de una forma u otra no las arreglábamos, vivíamos bien, jamás permitiría que le faltara algo y menos con las constantes amenazas de su padre junto a los muchos interrogatorios para saber cómo estaba su hijo.


―si te gustan tanto los niños deberíamos de pensar tener los nuestros ¿No crees? ―pregunté abrazándolo por la cintura al ver que su mirada se perdía entre un parque en donde muchos niños jugaban

―no―respondió sin mirarme―es muy pronto como para pensar en algo como eso

― ¿Por qué?, ¿No te gustaría tener muchos Kidou para perseguirlos por toda la casa?, sería lindo ¿No? ―en mi rostro se notaba una sonrisa, no habíamos tenido tiempo de platicar esas cosas pero el hecho de ser una familia completa había invadido mi mente más de una vez

―yo estudio y tú trabajas casi todo el día, sería difícil cuidar a un niño así―respondió mientras seguía caminando, lo que decía era cierto pero para todo había soluciones ¿No?

―podemos arreglárnosla con eso―lo alcancé corriendo

― ¿Estás jugando? ―sonrió―tú de verdad que estás loco

― ¿Por qué no?, podríamos arreglar nuestro horario, tú lo cuidarías en las mañanas y yo en las tardes

―vaya que estás hablando enserio―suspiró―adoptar es complicado

―adoptar no es la única manera―lo tome de la mano, me gustaba caminar junto a él―además ¿No te gustaría escuchar que te llamen papa?, ¿Tener que preparar biberones y cargarlo mientras duerme?, ¿Ir todos al parque y jugar fútbol como las demás familias?

―siempre te has visto como papa ¿Verdad? ―esa pregunta me tomo por sorpresa pero ahora que lo pensaba...

―siempre tuve esa idea, casarme, tener hijos, siempre he querido tener una familia―decía mientras caminaba mirando al piso―y tenerla contigo me haría aun más feliz

―a mí también me encantaría Akio pero tener un hijo no es algo que pase de un momento a otro, debemos estar seguros y debemos tener en cuenta muchas cosas

―eso lo sé y no quiero que sientas que te estoy obligando a hacer esto, si no estás listo yo lo entiendo, jamás te presionaría, te quiero Yuuto y puedo esperarte...de todas formas tenemos por delante toda una vida juntos, no hay prisa

―me gustan los niños pero temo no ser un buen padre, los niños necesitan muchas cosas y no tengo ni idea de cuales son―me abrazó

―no te preocupes por eso, estoy feliz a tu lado, lo demás puede esperar

―me encantaría tener una familia contigo Fudou―me sonrió aun abrazándome

―Akio―lo corregí correspondiendo el abrazo

―es lo mismo―se quejó divertido― ¿Prometes que estarás conmigo en esto?

―por supuesto―lo miré a los ojos―yo siempre estaré a tu lado

―entonces tendremos que comenzar buscar nombres pero que sea bonito, no me gustaría que mi hijo llevara un nombre horrible para toda su vida

―que te parece Itsuki―sugerí mientras lo abrazaba para seguir caminando

―mejor déjame a mí eso de los nombres


Y ahí estaba...su sonrisa y la mía como muchas otras veces, después de una pelea, de un momento incomodo, después de confesarnos algo, después de un momento triste, ese sentimiento dentro de mi pecho que me pedía a gritos no dejarle ir nunca, sentir que él era la única persona que podía sacarme de la cabeza cualquier problema con tan solo una sonrisa


―trataré de salir a comer contigo―me despedí besándole tiernamente en los labios―cuídate mucho, te quiero


Sentado en la sala de conferencias escuchando atentamente la propuesta presentada por dos "grandes" empresarios, 3 personas más habían ido conmigo, el vicepresidente de la empresa y otros 2 ejecutivos conformaban mi equipo de trabajo, los minutos pasaban lento, la idea no me convencía del todo pero parecía tener futuro, ver a aquel hombre frente a nosotros exponiendo junto a unas graficas en la pared gracias al proyector, un tono de voz que bien podía parecerse a la de los infomerciales, comenzaba a dolerme un poco la cabeza, ya me estaba hartando, los minutos seguían pasando, el vibrador de mi celular me anunciaba una llamaba


―lo siento―me disculpé levantándome de la silla y saliendo de aquella sala, era Kidou, tal vez necesitaba algo―Hola Kidou ¿Qué...?

―F-Fudou...―no tuvo que decir otra cosa más, reconocía la voz de Sakuma, desgraciadamente solo había una razón para la cual me llamaría

―disculpen―dije entrando a la sala de conferencias―es importante, debo retirarme


Vaya que eso ya lo había vivido, conduje lo más rápido que pude hasta el hospital.


― ¿Dónde está?, ¿Qué le pasó? ―pregunté preocupado al ver a Sakuma recargado en la pared de la sala de espera

―se sintió mal durante clases, fue al baño, vomitó y luego casi se desmaya, me asuste así que lo traje al hospital, lamento haberte llamado así tan de repente

―ya pueden pasar a verlo―avisó el doctor acercándose a nosotros


Miedo, eso precisamente, aquella sensación me invadió totalmente al entrar a aquella habitación, verlo nuevamente en una cama de hospital, su mirada lo dijo todo, algo no estaba bien.


―lo siento Akio―intento sonreír pero unas lagrimas invadieron sus ojos


"El virus avanzó", los medicamentos no eran lo suficientemente potentes como para retenerlo, apretaba fuerte su mano, escuchar eso me hizo quedar en shock, "Hay muchos medicamentos que suelen ser muy efectivos para retrasarla, un hospital no muy lejos de aquí tiene a los mejores especialistas", tendría que quedarse la noche ahí por si acaso después de eso el doctor tan solo salió de la habitación, ninguno de los 3 decía nada, Sakuma se acerco y lo abrazó para despedirse.


―te veré mañana Kidou ¿Está bien? ―preguntó con un tono triste, él solo asintió


El sonido del lento cerrar de la puerta, los incesantes pasos que se escuchaban en todo el lugar, quise mirarlo a los ojos pero esquivo mi mirada


―Quiero que te vayas, déjame solo―decía sin poder controlar el llanto, me soltó la mano de golpe, estaba hablando enserio.

―lo siento pero no voy a hacerlo―volví a tomar su mano― ¿Acabas de escuchar lo que dijo el doctor?, tú no estás solo en esto, yo soy tu esposo y sin importar que pase yo estaré a tu lado

―Akio...―sus lágrimas rodaban por sus mejillas, no quería verlo así

―yo voy a cuidarte, en la salud y en la enfermedad ¿Lo recuerdas?, todo estará bien si los dos estamos juntos―lo abracé―te lo dije aquella vez, no me iré, tú eres lo mejor que me ha pasado, quedamos que estaríamos toda la vida juntos y así será


Sus brazos se aferraban a mí fuertemente, su llanto no paraba, no pretendía que lo hiciera, acomode mi cabeza en su hombro y junto a él llore aquella noche, verlo dormir tan tranquilamente, maldiciendo yo a la vida por haberle hecho algo como eso, me dolía en el alma pero sin ninguna duda me quedaría a su lado, saldríamos de eso, agache la cabeza, por supuesto que no lo haríamos, la vida en ocasiones podía llegar a ser muy injusta.

La noche de las mil estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora