Capítulo 3: La primera cita

615 54 4
                                    

Lunes por la tarde, me encontraba sentado en el sofá mirando fijamente la pantalla del celular, estaba nervioso y me sudaban las manos, mordí un poco mi labio, era increíble que a mí me estuviera pasando esto, JAMAS y por nadie pero ahí estaba intentando llamarle.


― ¿Hola?―contestó y rápidamente reconocí su voz

―h-hola―apenas pude responder, ¿Como había logrado marcarle? ―soy Fudou ¿Me recuerdas?

―claro que si―su voz se escuchaba algo emocionada―que gusto escucharte creí...que no me llamarías

―yo también lo creí―respondí tratando de recuperar mi tono normal de voz, él se rio por lo bajito

― ¿Cómo has estado? ―preguntó con un tono alegre

―bien gracias―me quede callado por un momento― ¿Tienes planes mañana? ―pregunté impidiendo que él hablara primero

―no, nada, ¿Porque la pregunta? ―como si no supiera para que se lo pregunté

―mañana es mi día libre y no se...pensé que tal vez quisieras salir o algo así

―me encantaría―se escuchó emocionado, debo admitir que yo también lo estaba

― ¿A qué hora?

― ¿Te parece bien a las 4?, En el parque que está en el centro ¿Sabes cuál es?

―si yo sé donde es, a esa hora esta perfecto

―bien entonces nos vemos mañana


Aquella sensación después de colgar el teléfono era algo "distinto" y para ser sincero me asusto, jamás había invitado a nadie a salir pues normalmente ellos lo hacían, el conocer a ese chico hacia que actuara extraño, me hacía pensar que no podía ser yo cuando pensaba en él o...quizá cuando pensaba en él era cuando de verdad era yo.


Martes, era la hora de salida en el instituto, me apresure a llegar a casa, era tarde así que tan solo me quité el saco del uniforme, me desfaje la camisa, tome mi cartera y salí con rumbo al parque, por más que intentaba calmarme no lo conseguía, nervios, emoción, miedo.


No había logrado sacármelo de la cabeza en toda la mañana, ¿Qué le diría? ¿A dónde iríamos?, no lo sabía pero a esas alturas ya no importaba, me costó trabajo llegar bien después de todo aquello rebotando en mi cabeza de un lado a otro, mi corazón latía rápido, saqué mi celular para mirar la hora, 4:04 marcaba la pantalla que rápidamente cerré para voltear a mi alrededor, quizá ya había llegado y no lo había visto, 4:15 y él aun no llegaba, seguramente se arrepintió o nunca tuvo la intensión de verme, guardé el celular en mi bolsillo y me dispuse a regresar a casa, no tenía nada que hacer así que la idea de pasarme el día en cama no se escuchaba tan mal


―tienes muy poca paciencia ¿No es así? ―preguntó mientras corría hacia mí

―si no llegas en 10 minutos me voy―hablé deteniéndome― ¿Llegaste hasta aquí corriendo?

―mi padre no quiso prestarme el auto y salí tarde de su oficina, lamento haberte hecho esperar, de verdad que no era mi intención

―no te preocupes―le sonreí― ¿A dónde quieres ir?

―a donde tú quieras―me devolvió la sonrisa―en verdad me alegro que me llamaras, pensé que no lo harías


En verdad yo no iba a llamarle, había pasado ya 2 semanas desde que me dio su número y ese "no sé que" me perseguía haciéndome mira aquel papelito con indecisión varias veces.


― ¿Por qué trabajas en ese lugar? ―preguntó mientras caminábamos

―me pagan bien―le sonreí―necesito el dinero, si no pago la renta seguro que me corren

― ¿Rentas? ―preguntó sorprendido

―un departamento, no está lejos de la escuela

― ¿Por qué no vives con tus padres? ―creo que le estaba dando miedo preguntar esas cosas

―no nos llevábamos muy bien que digamos, ¿Tú con quien vives?

―tan solo con mi padre, bueno es mi padre adoptivo, mis verdaderos padres murieron en un accidente de avión

―lo siento mucho―creo que había preguntado algo que no debía

―no te preocupes, paso hace mucho tiempo―sonrió

― ¿Por qué saliste a estudiar fuera? ―pregunté intentando cambiar de tema

―pues...―miró hacia otro lado―mi padre pensó que era lo mejor para mi, el próximo año comenzaré la carrera para poder seguir con el negocio familiar, mi papá es dueño de una empresa aquí en Japón y quiere que cuando se retire yo tome el mando

―debe ser difícil ¿No?, Tener que hacer todo eso, digo si no te gusta

―puede que sí pero así ha sido mi vida y acepto que no me desagrada la idea―sonrió― ¿Y tú que estudiaras? 

―aun no lo sé, todo es aburrido


Caminar junto a él quien parecía no aburrirse con mi plática, mirarlo y verlo sonreír por cualquier estupidez que salía de mi boca fue algo que causaba en mí algo extraño 


― ¿Qué paso con el trabajo que debías entregar?

―obtuvimos una buena nota, Sakuma se comprometió a hacer solo el siguiente trabajo

―tú y él se llevan muy bien, me había contado de ti varias veces

― ¿Enserio? y ¿Qué te decía? ―pregunté curioso

―pues realmente no mucho, dice que eres algo serio lo que me parece raro ya que has estado hablando conmigo todo el día y apenas si me conocías

―contigo es diferente―hablé un poco bajo para evitar que me escuchara

― ¿Por qué? ―mi intento de que no me escuchara fue malo― ¿Por qué es diferente conmigo?

―no lo sé―suspiré―simplemente así es


Subimos a un edificio, aquellos que abundaban en el centro, me gustaba ir siempre que podía, subimos por las escaleras de emergencia hasta la azotea rodeada por bardas de no más de un metro por mera seguridad.


―se puede ver todo desde aquí―dijo entusiasmado acercándose para apoyar sus manos en una de aquellas barditas―es increíble, de verdad extrañaba Japón

―cualquiera se hubiera quedado en el extranjero, ¿Qué tiene de bueno regresar?

―aquí naci y viví 14 años de mi vida―su mirada estaba fija en la gente que caminaba por las calles―extrañaba todo, la gente, la comida, las costumbres, extrañaba a mis amigos, a mi padre

―bueno también si no hubieras regresado no te hubiera conocido, de verdad me ha gustado estar contigo hoy―le dije mientras me acercaba a donde él estaba 


Lo miré de reojo, seguía mirando hacia la calle con algún brillo en sus ojos, le tome por la cintura acercándolo a mí para poder tocar sus labios con mis dedos, me sonrió y me rodeo el cuello con sus brazos, me acerque despacio a pesar de estar ansioso de poder sentir nuevamente aquellos labios, el contacto fue lento, sus ojos permanecían cerrados al igual que los míos, ambos tan solo sintiendo el calor del otro, una sonrisa fue lo único que me atrevía brindarle después de lo que había pasado, un tierno abrazo de su parte y un "Nos vemos después" fue su despedida después de negarme que le acompañara a casa, me recosté en mi cama, aun no podía creer lo que había pasado, una sonrisa se dibujo en mi rostro, estaba feliz, feliz de haber estado nuevamente junto a él.  

La noche de las mil estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora