Kim Kardashian's Daughter.

Capítulo 12

-Kay, saldré con tu papá y North ¿quieres ir?- pregunta mi madre.

-No ma, gracias.

Le mandé un beso a las dos, hoy quería estar sola y pensar en toda la mierda que se encuentra en el interior de mi cabeza.

-Linda, mamá y tu hermana Saldremos - besa la frente - si necesitas algo llamas a seguridad o si no nos llamas ¿bueno?

-Vayan tranquilos, de pronto saldré con las chicas o mejor sola - bese su mejilla - los quiero.

Mi padre me miró con preocupación y sólo asentí con mi cabeza, el era mi mejor amigo y sabía cuándo estaba mal.

-Mucho cuidado Kay, no queremos que nada te pase - mamá se acerca y besa mi frente - tu estado es una depresión y con tal de que se vaya de tu vida puedas hacer estupideces.

-Mama - la abrace - los amo y por unos malditos hombres no me voy a quitar la vida, sólo quiero estar sola.

Ella beso mi mejilla y luego me frente para después cargar a North y salir con papá quien sabe donde.

Suspire y me fui para la sala de cine, podía sentirme sola allí sin ningún hombre de seguridad que te estuviera vigilando... y allí deje sacar toda la maldita mierda que me asfixiaba.

-¡Te amo, maldito Justin!- grité con todas mis fuerzas... y rompí a llorar.

Lo amaba y todavía lo sigo haciendo... quiero pasar de página o cambiar de libro pero me es imposible... es imposible cuando todavía sigues amando esa persona.

-¿Kay, estas bien?- escuche una voz ronca.

Limpié mis lágrimas y ahí estaba él. ¿Como mierda entró? ¿me habrá escuchado?

-¿Como entraste?- pregunté evitando el tema.

-Tu papá me dejó, nos encontramos en el camino... ¿estas bien? Escuché como gritabas - sonríe con esa sonrisa que amo - y ¿es enserio lo que dijiste?

-¿Me escuchaste? Oh, no ¡Que pena!- sonrei.

-Si, te escuche - toma mi rostro entre sus manos - y creeme que yo también te sigo amando, maldita Kaylee.

Ambos reímos, nuestros ojos se quedaron viendo por unos minutos más y por cosas del destino nuestros labios se juntaron.

Pero no era un beso de desesperación más bien demostrando el amor que ambos seguíamos teniendo. El amor que nunca se perdió.