Capitulo Once: Conociendo El Infierno

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Grace abrió los ojos y su vista se vio nublada y confusa.

-Por fin despiertas – se escuchó decir a una voz.

“Un momento – pensó la chica – esta voz la eh escuchado antes pero…de quien…de quien se trata”.

La vista fue haciéndosele cada vez más clara hasta que pudo ver completamente bien.

-Ya no estamos en el mismo lugar – dijo Grace – yo vine con Alanis para mirar todo este lugar pero el piso daba vueltas y ella cantaba una cosa de la que no recuerdo la tonada. Ahora cómo es que…

De subió Grace calló al darse cuenta de la figura que estaba a su lado.

Volvió a ver esos ojos cafés intenso, pero ahora no solo podía también contemplar los labios rojos y perfectos sino que podía mirarla en su totalidad.

Una bata negra y ahora una piel tan blanca como la nieve, unas uñas negras largas y terminadas en punta, una nariz fina y perfilada y un delineado perfecto sobre los ojos – había un detalle curioso o tal vez más de uno – ese delineado no estaba hecho con el maquillaje humano que alguna vez quiso usar sin éxito; No, ese era un delineado cautivador y perfecto que parecía provenir de la piel misma para aumentar la hermosura de aquel o más bien aquella demonio.

Grace no podía articular palabra alguna aunque lo deseaba infinitamente.

La figura a su frente era imponente y Grace sentía un miedo infinito al tenerla tan cerca, pero aun así había algo que no podía controlar y aquello era el deseo de permanecer siempre a su lado o tal vez mas bien era el deseo de conocerla a fondo porque su encanto demoniaco que provocaba demasiadas sensaciones a la vez, resultaba llamativo en exceso para la joven.

Su cabello era negro tan negro como la oscuridad misma, el corte de este la hacía lucir aún más imponente; El mohicano lucia estupendo en conjunto con sus facciones, su piel, y estaba segura de que también iba con su alma misma.

-Anda ponte de pie que es momento de que conozcas este lugar tanto como deba mostrártelo.

Las rodillas de Grace temblaban cuando se puso de pie y no quería caer frente a aquella presencia. Si caía sería una gran vergüenza para sí misma y tal vez hasta para quien sería su acompañante.

-Al parecer ya conociste el primer lugar, el de piso de lapislázuli, esa es la sala en la que te toco caer, la segunda en la que estuviste es una de las salas de tortura es solo que las luces se apagaron porque tú y tu amiga cruzarían a donde no debían pero si tanto quieres conocer este lugar, esta será tu oportunidad, aunque ahora debes conocerlo lo quieras o no.

Su voz, una voz hasta cierto punto masculina y fuerte; Una voz sin duda hermosa y cautivante.

Ambas comenzaron a caminar, Grace con la vista hacia abajo y la cabeza apuntando al suelo, y su acompañante siempre erguida, con la expresión seria pero retante como ninguna otra.

-Levanta la cabeza – le dijo ella.

-Pe…pero         -Siempre debes llevar la cabeza en alto; debes mirar a tu frente, tenlo bien presente.

Grace guardo silencio y se limito a obedecer.

De pronto después de caminar un buen tramo el color del suelo cambió.

-Aquí – dijo ella – están los que se encargan de decidir el “futuro” que ustedes los humanos tendrán. Ello incluye el tipo de tortura a la que serán sometidos y el tiempo de esta.

-¿Acaso la tortura no es eterna?

-No – respondió – el tiempo de tortura se te asigna según tus acciones.

Por el amor de BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora