Capitulo Treinta y Ocho: El baile de despedida

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Aquel día  para los habitantes del tártaro, no sería un día cualquiera sino uno que marcaria la historia del sitio tal y como los grandes personajes  representativos de la corrupción humana lo habían marcado alguna vez con su muerte lenta en alguna de las zonas de tortura, pero en esta ocasión había un detalle que hacia diferente esta celebración a todas las demás, y es que Grace no había tenido un pasado oscuro, tampoco había cometido asesinato ni ninguna de esas cosas que cualquier humano en sano juicio hubiera considerado como crímenes abominables; Ella había ido a parar a ese sitio por ceder a la tentación de acostarse con un chico que ya tenía una novia o al menos esa era la razón a la que ella atribuía su paradero en aquel recinto.

Todos los seres del infierno estaban ansiosos a la espera de aquella nueva celebración, pues ya hacía años que no se llevaba a cabo una fiesta tan grande como la que tendría lugar aquel día. El hecho de volver a festejar de una manera tan grandiosa provocaba un verdadero éxtasis en los seres infernales, y es que la persona que sería celebrada en aquella ocasión parecía llevarse muy bien con el escándalo, así que cualquier cosa podría pasar siendo que aquella joven tendría una personalidad completamente nueva, que todos ansiaban conocer; Todos menos…

-Allen deberías pararte de la cama de una buena vez – dijo Lain moviendo la cabeza de manera negativa.

-No lo hare – respondió el joven echándose la almohada sobre la cabeza.

-Todos deben estar listos para tan ansiada fiesta y tú no serás la excepción.

-Puedes asistir en mi nombre porque eres mi protector si es que tantas ganas tienes de ir.

-No digas estupideces, mira que es patético que después de no tener emociones por nada, ahora te doblegue el sentimiento de que una chica  pueda cambiar su trato contigo.

Esa era la gran razón, Allen no quería asistir al festejo de bienvenida para la “nueva” Grace, por miedo al cambio que ella podría tener con él.

-Deberías aprender a cerrar la boca cuando es necesario Lain.

-Cerrare la boca y si después te arrepientes de la decisión que has tomado aunque me ruegues que te lleve al lugar no lo hare, así que ya estas advertido.

-No te rogare por ir a una cosa tan patética.   –Genial, entonces Azazel podrá robarte la chica, además quien sabe que tan hermosa haya quedado porque siendo Marena su protectora a mi me parece que tendrá una belleza capaz de embelesar  a cualquiera.

Allen apretó los puños por debajo de las cobijas.

-Eh dicho que te calles.     –Y entonces si habrías de tener una oportunidad con ella simplemente la perderás del todo.

Los ojos del joven se clavaron con rabia en los de su protector.

-Entonces que le aproveche a Azazel.

-¿Estás seguro?

-Concédeme la insensibilidad.     -No puedo – dijo el protector a secas.

-Ahora resulta – dijo Allen entornando los ojos – mira que las cosas iban mejor cuando yo era insensible.

-Definitivamente, pero ahora no puedo volverte insensible porque te has enamorado y tu corazón no permite que el hechizo haga efecto en ti.

-Debe haber una manera.

-Escúchame Allen – dijo Lain seriando el tono – por mucho que me desagrade aceptarlo, tengo que decirte que debido a tu naturaleza humana siempre correrías el riesgo de que llegara otra chica y rompiera tus esquemas.

-Pero tú tienes la manera de que eso no suceda.  –Existen aspectos en las emociones humanas que los seres como nosotros no podemos dominar de manera completa, únicamente nos está permitido hacerlo parcialmente.

Por el amor de BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora