Capitulo Treinta y Siete: Imaginando A la Nueva Chica

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-Imbécil – murmuro Azazel al confirmar que la compañía de Allen no sería de ninguna utilidad para Grace.

Las ninfas habían conseguido desmayar a Allen utilizando la gran fuerza que poseían en sus cuerpos, mientras el resto de ellas se encargaba de arrebatar a la chica de brazos del joven.

Con la temperatura bajo cero del agua, los trozos que eran arrancados del cuerpo de Grace ya no producían tanto dolor, porque el hielo había comenzado a anestesiar el cuerpo de la chica de manera gradual.

Grace mantenía los ojos abiertos debajo del agua esforzándose por mirar aún en la inmensa negrura, una señal de que Allen se encontraba bien, pero su frustración fue creciendo al ver que no era capaz de mirar un solo detalle.

Las ninfas estaban devorando el cuerpo de la joven y esta, que en un principio había gritado a todo pulmón a causa del miedo que le produjo ser arrancada de los brazos de Allen, ahora solo miraba con atención como el color de su sangre apenas era visible, mezclándose demasiado pronto con el agua.

Las criaturas- que en vida- para Grace solo eran parte de un mundo de fantasía creado en libros, ahora estaban a centímetros de ella consumiendo su carne como si se tratara del más fino de los manjares y es que a pesar de sentir miedo al principio, después solo con mirar el rostro de aquellos seres el miedo había pasado a ser parte del olvido.

Lo que la chica aun no terminaba de entender era el porqué había sido llevada a aquel lugar para ser devorada por unos seres como esos.

“Tal vez cometí una falta de la que no me percate” –pensó en medio de su helada agonía.

De pie fuera en aquella masa de arenas movedizas, la protectora de Grace miraba la infinidad en aquellas aguas, sintiendo el deseo de ir donde Grace y arrancarla de las garras de las ninfas.

-¿Sabes que debe pasar por esto cierto? –pregunto Asered a Marena percibiendo el momento de duda por el que esta atravesaba.

-Sí – respondió ella – lo sé perfectamente pero de algún modo aunque esto va a ayudarla mucho, ya me acostumbre a protegerla cada que se me da la oportunidad y cuando no puedo hacerlo tal parece que presento un cuadro leve de frustración.

-Quien iba a pensarlo de ti – dijo Asered – antes de esta chica no poseías sentido de cariño alguno, pero ahora me parece que te has convertido en una especie de madre para Grace.

-En el mundo a veces hay personas en las que puedes notar la calidez y el exceso de sentimientos buenos, es entonces cuando a veces de manera involuntaria ellos hacen que el panorama cambie de manera rotunda para nosotros, creo que tú mi querido Asered lo sabes mejor que nadie.

Asered tenía un apego de proporciones mayores en lo que respectaba a Alanis y era por eso que Marena se atrevió a decir que él la comprendía a la perfección.

-Espero que el proceso no tarde demasiado – comentó Marena más para sí misma que para los presentes.

-O de lo contrario te veras obligada a intervenir y no dejar que se complete lo que por fuerza debe ser terminado – agrego Asered.

Marena sonrió de un modo extraño que en lugar de parecer sonrisa se convirtió más bien en una mueca.

Los labios de Allen estaban completamente morados y su cuerpo se había tornado rígido.

Alanís se mordía las uñas a causa del nerviosismo que le producía no ver a Grace por ninguna parte pero poder ver el cuerpo de Allen flotando como si hubiera vuelto a morir.

-Debes ir por tu protegido Lain – ordeno Marena – de nada servirá que continúe dentro del agua.

-No tenias que decírmelo, de hecho eso iba a hacer justo ahora – respondió Lain con sequedad.

Por el amor de BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora