Capitulo Cuarenta y Siete: El Acto De Consumación.

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Blake Thompson permanencia sentado en la cama de su habitación, recargado en una de las cuatro paredes de aquel desordenado cuarto sosteniendo una cerveza con la mano derecha y con la izquierda un cigarrillo.

Durante el mes en el que su ahora ex – novia había sido ingresada al psiquiátrico, el chico no había hecho nada más que pensar en todo lo bien que hubiera ido su vida de no haber tenido que cumplir con aquella apuesta que desde el inicio solo le había traído sin sabores.  En primer lugar se encontraba el hecho de haber hecho sufrir a dos mujeres al mismo tiempo, una era aquella chica perfecta a la que todos en la universidad deseaban y a quien Daniel mataba por tener.

Blake se había enterado de que el chico inteligente de la clase – que bien pudo haberse entendido con Grace – moría por su novia hace solo unos meses atrás y según los más allegados al chico, decían que el muchacho se había deprimido de una manera nefasta cuando se enteró del estado mental en el que se encontraba su amada Brooklyn y también el modelo había sido víctima de uno de los arranques de ira del joven una mañana en la cafetería de la escuela y sus palabras aún hacían eco en su cabeza:

-Todo lo que esta sucediéndole a Brooklyn en estos momentos ha sido por tu culpa. Si no te hubieras enfrascado en cumplir esa maldita apuesta ella estaría aquí con todos nosotros brillando como siempre lo ha hecho.

En aquel instante Blake había contestado a la agresión tomando al muchacho por el cuello de la camisa y preparándose para darle un buen puñetazo en la cara pero dentro de sí Blake sabía que eso era lo más cierto que alguien le había dicho en toda su vida.

Durante el tiempo que pasaba en el colegio, Blake tenía que hacer grandes esfuerzos para fingir que nada relacionado con Brooklyn le había afectado, ya que nunca le agrado que las personas sintieran algún tipo de compasión por él.

A los ojos de las chicas de la universidad Blake Thompson continuaba siendo el gran modelo de revistas con el millón de dólares metido en los bolsillos y un vehículo con el que podía lograrlo todo, a los de sus amigos ya no era el mismo chico de antes y tampoco lucia tan bien como antes, se había vuelto tan huraño que en las horas de descanso de la universidad se perdía en algún sitio que tuviera el mínimo de gente solo para fumar un cigarrillo e intentar aclarar sus ideas aunque la mayoría de las veces terminaba pasándose de copas, sin asistir al resto de las clases y siendo levantado por sus padres de una calle en la que ya le habían robado lo que trajera encima.

Los problemas con las autoridades policiacas no eran  la excepción, pero como figura pública que era y con el poco éxito que le quedaba sus padres se encargaban de proteger su buena imagen pagando fuertes cantidades de dinero a los medios con tal de no exhibir las fotos vergonzosas del joven.

Al llegar a casa lo único que conseguía hacer con miles de trabajos era darse una ducha y acostarse a dormir, a seguir bebiendo  y a terminar llorando y pidiendo perdón a  gritos a una desaparecida Brooklyn.

Los padres del joven habían comenzado a preocuparse por él de una manera excesiva llegando al grado de contratarle gente que lo siguiera las veinticuatro horas del día y lo auxiliara de ser necesario. Tambien le concertaban citas con psicólogos y hasta psiquiatras para que ayudaran a su  hijo en la difícil etapa de duelo que se encontraba viviendo.

Uno de tantos días en los que Blake asistió a la escuela solo por asistir y porque era la única cosa que le recordaba a Brooklyn, decidió acercarse a Daniel para preguntarle acerca de un tema que a pesar de haber sido mucho tiempo atrás apenas parecía haber comenzado sus consecuencias.

Daniel al igual que Blake parecía haber perdido la ilusión de vivir únicamente por haber perdido a la luz de sus ojos que era una porrista que a lo mucho se fijaba en él para que le pasara las tareas y así evitara reprobar los cuatrimestres.

Por el amor de BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora