Capítulo 4- Cita

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Iban caminando uno al lado del otro, bien abrigados, mirando alrededor mientras buscaban un sitio al que ir. Jeonghan sonreía detrás de su bufanda, recordando la escena en la casa de Joshua. Por un momento había creído que el corazón se le saldría, había estado tan cerca de sus labios y se sintió frustrado cuando Seungcheol lo llamó. La boca de su estómago ardía cada vez que recordaba aquel momento, y es que no podía dejar de pensar en ello.

— ¿De qué sonríes? — se oyó la voz profunda de Joshua, también sintió su mirada sobre él.

— De nada — respondió Jeonghan, mirándolo y regalándole una sonrisa a él, notando como las comisuras del menor se curvaban.

Joshua sabía porqué del buen humor de su mayor, pero no insistió. Le gustaba verlo tan feliz, risueño. Ciertamente Jeonghan no solo era atractivo, sino también tierno y dulce, lo había descubierto en esas dos semanas trabajando con él. Era infantil también, sencillamente Jeonghan parecía empleado de alguna tienda o incluso su personalidad daba cara a que un puesto en bienes raíces le iría perfecto. ¿Cómo es que terminó en la policía?

Joshua / Jeonghan — hablaron al unísono, mirádose sorprendidos y sonriendo con diversión—. Quería preguntarte algo. Adelante. No, tú primero. Está bien, ya basta~.

Ambos comenzaron a reír, no habían pasado más que catorce días y no paraban de hablar al mismo tiempo de las mismas cosas. Ambos compartieron silencio luego de las risas, mirando a lados opuestos.

— Joshua, ¿cómo terminaste siendo policía? — se adelantó Jeonghan justo en el momento en que Joshua iba a hablar, callándolo por un momento.

— ¿Sabes? Eso iba a preguntarte a ti — sonrió el americano, notado el pequeño rubor en las mejillas de Jeonghan—. Pues... En Los Ángeles hay mucha delincuencia, no solo ahí, sino en Estados Unidos. Crecí en un barrio un poco complicado, ya debes saber que en USA hay muchas pandillas.

— Sí, lo sé. ¿Puedes repetir eso?

— ¿Qué cosa?

— "USA", tu pronunciación es muy bonita~.

Joshua sonrió avergonzado, mas le dio el gusto.

— USA. En fin, en Estados Unidos no importa nada, no importa si eres policía, una monja, un niño, una mujer embarazada... Si te cruzas con una pandilla y por casualidad llevas el color del bando enemigo, te matan — Jeonghan comenzó a quedarse helado, preveía a donde quería llegar el menor—. Tenía catorce años cuando pasó, iba con un grupo de amigos hacia el club para ensayar nuestra canción. Nos cruzamos con una pandilla y para desgracia nuestra... Uno de nuestros amigos traía un pañuelo azul, similar al que usaban el grupo calles más abajo.

Jeonghan se detuvo, mirando a Joshua con horror. El americano sonrió para tranquilizarlo, extendiendo un poco el brazo para que se acercara pero la acción que tomó el mayor lo sorprendió; Jeonghan se había aferrado al brazo de Joshua, casi abrazándose a él mientras retomaban la marcha.

Joshua sonrió ampliamente, complacido.

— Bueno. Supongo que sabes lo que pasó... Nos atacaron y a él, bueno, lo mataron.

— Lo siento... — susurró con pena el de cabello largo, cerrando los puños sobre la ropa del menor.

— Fue hace mucho tiempo que pasó. Yo terminé hospitalizado ese mismo día, como soy de descendencia asiática y ellos racistas — terminó de contar, encogiéndose de hombros, viendo su alrededor y señalando un centro comercial.

Jeonghan lo miró de sosplayo y luego hacia donde señalaba el menor, sonriendo lo jaló hacia allí.

— ¿Y tú? ¿Por que eres policía exactamente? Sé que dijiste que tu padre consideraba ser veterinario algo estúpido...

Duobus lateribusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora