Capítulo 16: Mentiras blancas.

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ELOY.

Me desperté con la alarma ¡¿Por qué!?

Porque diablos puse la alarma, si hoy no voy a clases.

Agarre el celular con brusquedad apagando la maldita alarma, y aventando el celular a no sé dónde.

Después de varios minutos, la puerta de mi habitación se abrió y se sintió la luz chocar en mis ojos, a lo que yo me lleve las sabanas hasta la cabeza.

— ¡Levántate! —se escucho una voz amenazante, a lo que yo ignore. —Debías de estar de camino a la Facultad. ­—tironeaba de las sabanas— ¡Eloy! ­— pronuncio mi nombre firmemente.

—Hoy no voy a clases — le avise poniéndome de lado más cómodo.

—Pero es lunes. — me reprocho con igual tono, frio.

—Mamá deja dormir.

—No, —Dicho eso me hecho agua ¡Agua! ¡¿De dónde saco agua!?¡Me lanzo agua! — Vamos arriba —me ordeno, a lo que me senté de un salto.

—Pero como quieres que vaya a clases, si estoy suspendido.

— ¡¿Suspendido!?—Pregunto en estado de alerta, con eso desperté completamente abriendo mis ojos, y aquí fue cuando me di cuenta de mi gran error.

Mi prima Sol, no le había dicho nada — aun — a mi madre sobre lo sucedido.

¿Qué acabo de hacer? Me pude haber salvado.

—¿Cómo que suspendido? —Estando frente a mí con una mano en la cadera, y yo con la vista en el piso —Eloy, Responde. ­—Exigía fríamente —, nunca te habían suspendido, hijo. — dijo con un voz más amable, se sentó a mi derecha.

Lo sabía.

—Ya se mamá — le di la razón. —Solo fue un problema, y el miércoles vuelvo a clases. — le aclare.

— ¿Cuál fue el problema? —sentía sus ojos color café en sima de mi, y yo seguía igual.

—Caer unos cinco metros de altura. — ahora que lo recuerdo me da risa —, e interrumpir no se qué, que organizo Sol.

Por lo que me respondió ese día, se lo tenía bien merecido.

Demasiado.

—¿El que duro hacer como unos cuatro meses en organiza? —Asentí en afirmación. —¡Es el colmo, Marco!

— ¡Ya basta con...! ¡¿Me dijiste Marco!? Yo soy ¡Eloy! —le dije enfadado. Y a la vez sorprendido.

—Sigue durmiendo. — salió de la habitación como alma que lleva el diablo. Azotando la puerta.

Al verla huir de la situación, me puse rápidamente de pie y me dirigí a la puerta, no se abría, le puso llave a la puerta. ¡Le puso llave!

¿Qué madre hace eso? Al parecer la mía, ¡Me dejo encerado!

— ¡Mamá, abre la puerta! — Grite jalando la manija de la puerta. Hice un grito de frustración, Maldita sea.

Se olvido de una cosa, mi cuarto tiene una ventana, y a pesar que estoy en el segundo piso, pero saltar de esa altura no me hace daño.

Pero primero, me ducho, ya que me levante y además tengo hambre.

*
*
*

Al tener mis pies en el césped, fue un poco de adrenalina al haber saltado.

Mi mamá me va a escuchar, huir de una situación así es algo, estúpido e ingenuo.

Si quiero a mi mamá, pero eso fue algo de idiota.

Diez Años me Mintieron ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora