Capítulo 17:Tu veux être ma petite amie?

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ELOY.

Habían pasado ya dos semanas y mi relación con mi mamá se fue a la basura, no nos hablábamos cuando yo tan entre cortante con ella.

—Voy a llegar tarde —replique, al momento que las puertas del metro se abrieron, todavía tendría que correr unas cuadras mas para llegar.

Al salir del vagón, corrí escaleras arriba, como si correr dependiera de mi vida, si no llego a tiempo el guardia no me dejara entrar.

<<Yo te llevo a la Facultad>>

<<No hace falta se llegar solo>>

<<Llegaras tarde>>

Ahora que lo pienso. Hubiera dejado que me trajinera mientras en el camino no le hubiera hablando, pero no... mi orgullo pudo más que yo.

Pude divisar a una cuadra el edificio, me fije en la hora de celular, 7:13 a.m. y aun seguía corriendo. Tres minutos tarde, pero llegue a la puerta entre como rayo para no ser descubierto,  pero fallo;  porque el guardia me vio y me detuvo.

—Sabes que ya es tarde ¿Cierto? —dijo al tenerme en frente, yo tenía mis manos en las rodillas tratando de regular mi respiración, trague fuerte y asentí.

—Bien, te dejare pasar pero que no se repita —advirtió. Si claro.

—Entendido —Dije, poniéndome derecho aun mi respiración no se normalizaba.

* * *

Estaba enfadado aun, de por sí que ya se vino la semana santa. Estando en ña ultima clase y pensar que conviviré mas con mama no me agrada. Prefería aguantar a Amaya que a ella.

Si, a ella la prefiero.

Me distraería con Safre o Jonathan pero ambos viajan a Estados Unidos a visitar a unos familiares; Safre a Houston; Jonathan pues a Wisconsin, así que voy a tener que soportar a mi madre.

—Vamos anímate—me animaba Jonathan, a verme un poco triste —dos semanas se pasan así —chasque los dedos —. Además tu mamá en cualquier momento te tiene que decir la verdad, el secreto nunca se va a ir a la tumba ¿O sí?

Quizás si. Pienso.

—No lo creo —le di la razón tratando de sonreír, pero simplemente hacia muecas de disgusto —. ¿Cuándo te vas?

—Hoy mismo, en la tarde. Safre creo que igual.... Por eso hoy no vino a clase.

—Tú y Safre, ¿Qué paso? — Le pregunté, en estos días nunca me enfoque en ellos sino en mis problemas, y tratando de descubrí la verdad. ¿Pero qué verdad busco?

—Bueno, ¿recuerdas que Miguel quería ganar la apuesta? —Asentí, sabiendo que hizo apuesta al saber de los sentimientos de mi amiga —. Safre se dio cuenta y lo mando a la goma —lo mire, no me lo creo que se habrá dado cuenta —, está bien —dijo resignado —. Tal vez alguien le metió un papel impresa en su mochila diciéndole eso. Y ella se lo pregunto y él se lo afirmo —sonrío nerviosamente al explicarlo, y yo lo seguía mirando —. ¡¿Qué!? No la iba a perder así como así —replico.

—Pues si no la quieres perder, decláratele —Le sugerí.

—¿Tú crees? —pregunto pensando—. No, le daré tiempo para que asimile lo que le paso con el cretino es.

Concorde con él, ¿era un buen plan?

Cuando se dio por terminada la clase, me despido de Jonathan dirigiéndome a la salida.

—¿Puedo acompañarte? —Pregunto Maya, a lo que yo me encogí de hombros —, lo tomare como un sí —respire pesadamente —. Eloy, me preocupas.

—Ah, sí —Le dije ente cortante, empecé a caminar hacia la salida.

Diez Años me Mintieron ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora