Capítulo 25: Cuida de Eloy.

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25. Cuida de Eloy.

Al salir de la facultad, Marco me mando un mensaje que no me entretubiera en ningun lugar. Y ahora, mi madre estaba en casa despues de desaparecerse una semana.

Cuando entro a la sala solo me señala que me siente. Obedecí la orden de mi mamá y me posicione en frente de ella,  en donde de encontraba una silla a un lado de mi padre.

—¿Qué ocurre?  — Pregunte, tras acatar la orden,  viéndola fijamente a los ojos que eran igual a los míos.

—Eloy  —Pronuncio mamá con esa voz tan dulce y calmada,  se solía hablarme—.Ha sido excelente,  ¿Sabes?  Nunca creí albergar cariño hacia ti,  ¿Te digo la verdad?  Nunca albergue tal cariño—Trague saliva,  mi madre siempre fingió esas palabras. Que  ahora dieron en mi corazón—. Hacia lo posible para no estar a tu lado,  ¿lo recuerdad?  —Como no recordarlo,  desdé niño casi siempre me cuidaba Soldedad—. Trabajo,  simplemente trabajo,  eso era lo que buscaba,  para no tener tiempo hacia ti. —Empece a sentir un nudo en la garganta,  un total vacio—. Y lo lograba —Dijo con una sonrisa.

—Sólo,  calla—Dije en un susurro mi voz se quebraba. 

Lo que mas me dolía y decepcionaba era que... Mi madre nunca me quiso,  fingió ante mi. 

—¡No Eloy!  —Me grito,  logrando atraer a ese niño indefenso que le gritaba por unas notas bajas,  mis ojos se cerraron de golpe,  asiendo resbalar mis lágrimas —. Eres un niño tan ingenuo, que... que...  ¡Vaya!  Me sorprendía —hablaba con alegría,  ¿Le daba felicidad hacerme sufrir?  ¡Que calle por favor!  —Tome un consejo de tu padre  —Abrí los ojos para verla con una sonrisa,  ante ella me sentí tan pequeño —. "Si no lo quieres como hijo,  admirarlo cono tu sobrino o hermano " vaya idiotez y estúpides de palabras—Nego con su cabeza con diversión—. No te vi como ninguno ni otro —Termino con desprecio.

—¿Y?  —Le dije—¡Pues te digo algo!  —Le grite con la voz agitada, ¡Lo lograste, a ese niño ingenuo como me llamaste, le hiciste tragarse toda la mentira!  —Me calle un momento —. Y no pudiste quedarte callada,  y dejar la imagen como la tenía,  un madre: Tierna,  amable,  comprensiva... Pero todo eso se fue al infieron.

Me limpie las lágrimas con brusquedad.

Ella tan solo se que quedo viendo fijamente.

—Héctor,  firma—Ordeno secamente.

Adiós a la imagen de mi madre.

MARCO.

Joder,  Eloy tiene tanta razón,  ¿mi madre no se puede quedar callada? dejar que mi hermano pensara cosas buenas de ella, así como yo lo creí.

Pero al parecer mi madre es buena para joder la vida.  Y lo ha hecho.

Conoce todo de él,  su debilidad con la que lo pude hacer sufrie. ¡Y lo a hecho!

Papá vio con duda los papeles con el bolígrafo encima,  se tallo la cara con frustración y volteo a verme,  yo asiento.

Es lo mejor para Eloy.

—¿Estas segura de esto? —Pregunto agarrando las hojas en sus manos.

—Totalmente—afirmó feliz.

Estaba tan Feliz, ella, mi madre,  esa era una maldita hipocresía.  Fingir todo este tiempo para tenermos en sus sucias manos.

¡Es inexpresable y repugnante!

Solo espero que Eloy seda, volteo a verlo y esta con la mirada en en suelo,  tal vez reprimiendo toda tristeza,  desprecio e ira.

Mi padre tan solo firmo y entregó el bolígrafo,  el se quedaría con los papeles.

Diez Años me Mintieron ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora