«Black And Rainbow» •l.s.•

"Historias Distintas y Juntas"

«Capítulo 1»

El rechinar de la cama no cesaba, se podría asegurar que los vecinos escuchaban los agudos gemidos y los roncos gruñidos de la habitación.

Esta estaba invadida por el olor a sexo, alcohol y sudor, una mezcla común en la vida diaria del ojiverde.

Harry miró el pequeño cuerpo que estaba debajo de él, escuchaba sus gemidos un tanto molestos, y se topó con sus ojos azules.

El ojiverde sentía el cosquilleo familiar instalarsele en el vientre, estaba a punto, así que aumentó el ritmo de embestidas.

-Ha-rry...- Fue lo último que escuchó antes de su corrida.

Los dos cuerpos respiraban irregularmente, Harry salió del cuerpo de su acompañante y se acostó en la cama, justo al lado del cuerpo que aún se estaba recuperando del anterior suceso.

Se dio la vuelta, dándole la espalda a la persona, dispuesto a dormir una muy larga siesta.

-Eso fue increíble Harry - Ronroneo la ojiazul abrazando su espalda sudada.

-¿No crees que es hora de que te vayas? - preguntó indiferentemente Harry.

-¿Estas consciente de que son las tres de la madrugada? - preguntó la chica entre molesta y bromeando.

- ¿Y eso me importa porqué...- dijo Harry aun sin voltear.

-Por qué acabamos de hacer el amor. - afirmó la chica.

El rizado soltó una carcajada.

-Dejame corregirte - hizo una pausa mientras giraba sobre la cama para quedar frente a frente - Lo que acabamos de tener es sexo, fácil y rápido sexo ¿okey nena? - La ojiazul frunció el ceño.

-¿Estas hablando en serio?- pregunto la chica sentándose en la cama, tapando su desnudez con la manta blanca de la cama.

- Completamente- se agachó para recoger de el bolsillo de su pantalón una cajetilla de cigarros, la chica lo miro con una ceja alzada.- No me puedes venir a decir que te trate decente y como princesita si en cuanto me viste en la fiesta te tiraste a mi pidiendo sexo. - dijo Harry buscando su encendedor.

-¡Eres un completo idiota!- Le grito la chica parándose de la cama para recoger sus prendas.

-Lo que tu digas Brenda.- dijo ignorandola y fumando su cigarrillo como si ella no estuviera vistiéndose en frente de él.

-¡No me llamo Brenda estúpido! - grito de nuevo mirando a Harry como si lo quisiera matar.

-Dos cosas, una, no me grites que no somos iguales estúpida y dos, no me importa tu puto nombre cariño. - sonrió falsamente.

La chica tomo su bolso furiosa y se encaminó a la puerta del cuarto de hotel.

-¡Adiós Brenda! -gritó Harry y después se escuchó un portazo de parte de ella.

Harry comenzó a reírse a carcajadas y apagó su cigarro en el piso para acomodarse y posteriormente dormir.

-

El ojiazul lanzó con fuerza su maleta a su cama, con furia, comenzó a meter su ropa sin ningún orden.

-Deja de hacer eso Louis-. Le dijo su madre tranquilamente parada del otro lado de la cama.

-¡Es que siempre es lo mismo mamá!-. Dijo Louis con impotencia. - ¿No podemos quedarnos aun que sea cinco años en un mismo lugar? ¿Siempre será así? Por que me estoy hartando de todo esto mamá.

-Lo sé mi amor, sé que esto es muy difícil para todos. - Dijo su madre acercándose a su hijo para tomarlo de la mano y acariciarlo.

-¿No puedo a quedarme a vivir aquí?.- preguntó el ojiazul.

-Claro que no.- dijo dándole una pequeña sonrisa.

-Pero mamá es que...

-Trabajo es trabajo, cielo.- Lo interrumpió ella.

-¿Y la familia que? ¿No importa? - Dijo él quitando su mano de la de ella.

-La familia debe permanecer unida.- Dijo con voz más firme.- Nos vamos en tres horas, así que apurate.

Su madre salió de la habitación y el ojiazul se quedo muy molesto ordenando su ropa y cosas para ir a su nuevo ''hogar", otra vez.

Siempre era lo mismo, su padre hacia un nuevo negocio y se tenían que mudar.

Louis estaba cansado de eso, esperaba con ansias cumplir dieciocho para independizarse y vivir él solo. Aun que a la vez le aterrorizaba la idea, siempre trataba de ver el lado positivo.

Como en esta citación por ejemplo, iba a volver a Londres, volvería a ver a su mejor amigo de infancia Liam.

Lo malo era que que estaba a punto de acabar el semestre y llegaría a otra escuela, sin saber como eran los alumnos y maestros.

Pero él se creía lo suficientemente fuerte para afrontar eso y más.

Mucho más.