uno

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Nota 1.

Sentía manos recorrer mi piel.

Cada noche unas diferente lo hacían.

Siempre me elegían a mi por ser la más preciosa.

No era mi culpa.

Pero sentía la envidia a cada paso que daba con mis tacones de 18 centímetros.

Las caras de mi compañeras lo afirmaban.

Era la puta más pedida por los hombres.

Mi nombre siempre estaba en la punta de sus lenguas.

Afrodita.

AFRODITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora