2O ❧ El despertar

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Les recomiendo escuchar una canción emotiva asdfgghjkl les recomendaría una pero sé que les dará paja buscarla así que se los dejo a ustedes, espero que les guste<3

Lobos.

    El ambiente se espesó en cuanto una manada de lobos apareció rodeándolos a todos, incluyendo a Karl Heinz, que por la presión en su mentón y el brillo de sus ojos rojos parecía irritado.

    Antes de que se pudiesen dar cuenta, una nueva figura les acompañaba. Shin Tsukinami había aparecido frente a su preciosa Ai-chan, sonriendo como si supiera un secreto que lo demás no.

—Qué malvada, Ai-chan, comienzas a divertirte sin mis lindos cachorros y yo.

    Rin entrecerró sus ojos en su dirección, y todos los espectadores se sumieron en un silencio un poco decepcionado. Pues esperaban mucho más que un bufón de parte de los temidos Tsukinami.

    Karl Heinz tampoco se tragó sus pensamientos y soltó una carcajada, haciendo resoplar al pelirrojo de parche.

—Parece que el humor del menor de los Tsukinami no ha desaparecido. —fanfarroneó colocando sus manos en su cintura, con un aspecto mucho más relajado.

—Karl Heinz. —gruñó con un tono completamente diferente al que usó para dirigirse a Rin—. No esperaba verte tan alegre, mucho menos el día de tu muerte.

    Los ojos rojos del Sakamaki se encontraron con los dorados de Shin, enviándole filosas dagas mentales. Mas él pareció no notarlo o simplemente ignorarlo, a la vez que contemplaba el lugar, pasando sus brillantes ojos por cada vampiro, comprendiendo la situación.

—Vaya... —silbó con sorna—. Parece que interrumpo una disputa familiar. Y es gracioso, no me sorprende que exista odio contra tu repugnante ser incluso en los de tu sangre.

     Los ojos de Rin siguieron el mismo camino que los de Shin, que a pesar de estar hablando con Karl Heinz, no perdía contacto con los brillantes ojos de los Sakamaki.

—Sólo estábamos jugando a su espera. —el ceño de Rin se frunció, volteando rápidamente hacia Tougo Sakamaki—. Ellos estaban a punto de morir.

    Shin sonrió.

—Ya veo... Entonces lamento la interrupción. —respondió este alejando a sus lobos de los vampiros.

Rin al ver lo que estaba pasando actuó rápidamente, de un salto posicionándose al lado de los hermanos Sakamaki. A diferencia de los demás, ella sí sabía de lo que Shin Tsukinami era capaz, y prefería mantener el ambiente estable.

—Shin... —los reproches de la rubia fueron interrumpidos.

—Ese parásito tiene razón, Ai-chan. Dejemos que la entrada se digiera por sí sola para después empezar con el plato principal... Así que sal de ahí de una vez y ven a disfrutar del espectáculo. —volvió a burlarse.

Pero esta vez, suspirando, Rin decidió no molestarse en hablar con él, porque no llegaría a ningún lado. Su terquedad era tan grande como su poder.

—Patán. —murmuró Subaru, y Rin le miró con reproche.

—Llegó el momento. —susurró en un tono bajo, audible de esa forma sólo para los hermanos Sakamaki—. Nuestro objetivo siempre fue Karl Heinz, el plan de los Tsukinami era que los lobos se encargasen de ustedes —recordó mirando el brillante iris de su tío, que desbordaba diversión y adrenalina pura.

—Uhm. —gruñó Ayato—. Como si unos estúpidos perros pudieran tener oportunidad contra mí.

—Teddy está molesto por esa subestimación. —siguió Kanato, con una expresión impasible, que hacía ver a su rostro más escalofriante de lo que ya era.

❦ Hilos del Destino ❦ Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora