El ambiente era tenso.
Pero la mujer que estaba recostada en el sofá del piso superior de la sala no parecía conocer esa palabra.
Yui había desaparecido, por completo.
Sus ojos rubí ya no estaban, en su lugar los ojos verde lima de Cordelia se adueñaban ahora de su cuerpo.
Lanzándole una mirada altiva y cómplice que por suerte sólo ella notó, Rin escondió su rostro en el pecho de Shu. ¿Cómo esa mujer podía ser tan despreocupada? De igual forma habían varias cosas que no entendía, y una de esas era el por qué Mertz estaba ahí. Aquel hombre que los Tsukinami conocían como partidario de los primera sangre... En realidad era Richter, un Sakamaki, que ahora parecía querer revelarse junto a Cordelia ante el Rey de los vampiros. Él no la había notado, ya que ella y Shu permanecían algo al margen, y ella estaba muy protegida con el grande cuerpo de su novio. Pero eso no tardaría mucho así.
De pronto Reiji apareció, siendo el primero en darle la cara a los invitados no deseados que tenía la mansión Sakamaki ese día. Rin y Shu simplemente se quedaron de observadores. Reiji comenzó a hablar con Cordelia, que coqueteó con él hasta donde pudo. Y en una de sus oraciones mencionaron a una persona que Rin desconocía.
—En ese aspecto te pareces a Beatrix —mencionó Cordelia altiva—. Ocultas tus sentimientos para que nadie los vea. Claro que, a fin de cuentas ella tuvo un patético fin —la mandíbula de Reiji se tensó—. Oh, ¿mi comentario te molestó?. A pesar de que tu madre prefería a Shu, su primer hijo.
Reiji permaneció en silencio, y Rin miró a Shu, pero él parecía ajeno a esa conversación.
Entonces Reiji siguió hablando, dando a la luz lo que Cordelia ya le había contado. Que ella engatusó a ambos hermanos —Karl Heinz y Richter— arruinando su relación. Luego de eso, Cordelia se las arregló para acercarse y besarlo, de tal forma que Rin tuvo que voltear la cara, con asco. «¿De verdad Reiji era ese tipo de hombre?»
Pero de un momento a otro Reiji le dijo algo que ella no alcanzó a escuchar y una estruendosa cachetada resonó por toda la sala. La había ofendido, y Rin tuvo que aguantar un poco la risa, Reiji le caía un poco mejor ahora.
En eso la voz de Laito se escuchó, apaciguando la paz y saludando de una forma poco amena a su madre. Y en un instante todos los hermanos estaban aquí, excepto Ayato.
—Tsk, ustedes dos no pertenecen a este lugar, ¡váyanse de una vez! —gritó Subaru, con su irritabilidad más elevada de lo normal.
—Qué bueno eres para hablar Subaru —elevó la voz Richter—. Sin embargo para proteger a tu madre no sirves.
La expresión de Subaru cambió por completo, y maldiciendo fuertemente se lanzó a atacarlo. Con un puñetazo que el de ojos como la sangre esquivó, doblando la mano de Subaru, pero no siendo suficiente, Subaru lo pateó, aunque sus movimientos no parecían ser dificultosos para Richter.
—Ninguno de ustedes es si quiera un rival para mí —alardeó, y por primera vez, Rin observó en Shu un atisbo de molestia.
Y sin dejar de tomar su mano y mantenerla detrás de él se acercó un poco más, preguntando sarcástico con su grave voz.
—¿Estás seguro de eso? —se burló un poco. «Ese aspecto de Shu... Era de verdad atractivo», las mejillas de Rin enrojecieron por pensar ese tipo de cosas en una situación así.
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❦ Hilos del Destino ❦ Diabolik Lovers
Fanfic⊱ Sinopsis La venganza no es más que una satisfacción morbosa, un juicio propio que uno decide efectuar con sus propias manos, sin importar que estas puedan mancharse. ¿Hasta qué punto puede llegar alguien para satisfacer esta oscura emoción...