Hoy había luna llena.
El clima era fresco, con leves brisas y una tenue luz únicamente del satélite gigante. Y con una única observadora, sentada en el suelo, tranquilamente recostada en un árbol. Pero no porque quisiera, Shu le había pedido que se alejase de él por esa noche, ya que sus ansias de sangre aumentaban durante el plenilunio.
Una sonrisa boba se formó en su rostro al recordar ese nombre. Desde aquel día lluvioso, comprendía un poco más la relación de Ayato y Yui, «que difícil era separarse de una persona que creaba tanto bien dentro de ti.»
Incluso su humor había cambiado, dejando de lado su personalidad algo pretensiosa, con Shu lo único que hacía era ser ella misma, no la educada Rin que siempre le obligaron a ser. A él no e importaban esas cosas, sólo ella, sólo Rin.
Con ese chico holgazán comenzaba a aprender nuevas cosas, tanto de él como de ella, revelando un lado de sí misma que no conocía; amor.
Sus mejillas enrojecían cada vez que le robaba un beso, o soltaba una perversión, por que sí, no lo parecía, pero Shu Sakamaki incluso podía superar a Laito si se lo proponía. Además comenzaba a depender de él, era extraño, ese hombre la estaba cambiando. Y ciertamente le asustaba, pero en cuanto los fuertes brazos de Shu la envolvían toda racionalidad abandonaba su mente, dejándose llevar.
A diferencia de una semana atrás, ahora había suspirado incontables veces, pero con ilusión, no tristeza.
Disfrutaría del corto tiempo que tendría en esa mansión junto a él, sinceramente, estaba enamorada, pero eso no la cegaba de la realidad. Su vida no era un cuento de hadas como los libros que su abuela Krone tenía en su biblioteca, ni se acercaba a eso. Entendía lo que estaba haciendo, y sí, era egoísta, pero... Era ese mismo sentimiento lo que la impulsaba a hacerlo. Atesoraría cada minuto con ese rubio holgazán a su lado, porque después de eso... Nada volvería a ser igual.
Levantándose con pereza, estiró una mano hacia la luna, pidiendo un deseo desde el fondo de su corazón, como cada luna llena hacía por costumbre.
Y pequeños destellos dorados se comenzaron a formar, como estrellas bajando del cielo hacia su palma, garantizando la autenticidad de su deseo... Claro que no se cumpliría. Aunque tampoco no le molestaba creer que sería así por un momento.
«Lo quiero a él a mi lado, por siempre.»
Un nuevo olor la distrajo. Dejando de lado el efecto Shu en su sistema, sus pies comenzaron a moverse solos, siendo guiados sólo por su agudo olfato. Comenzando a sentir fuertes palpitaciones, que parecían querer alertarle de algo, una presencia extraña, como alguien que ya identificaba, pero con una esencia diferente.
Y grande fue su sorpresa al identificar la figura que tenía en frente.
Yui.
Llevaba un vestido negro, apegado a su cuerpo, y con toda la espalda descubierta. Algo grande para sus pequeños atributos. La podía ver de espaldas, admirando la luna.
No se escondió, por lo que la pequeña figura de su amiga volteó, dejando entrever sus ojos, que seguían siendo de su lindo color rosa rubí, pero viéndose de forma diferente. Carentes de su usual inocencia quizás.
Definitivamente, esa no era Yui.
«Cordelia» pensó Rin, comenzando a entender todo. Ella había tenido razón con su predicción, desde un principio simplemente habían utilizado a Yui.
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❦ Hilos del Destino ❦ Diabolik Lovers
Fanfic⊱ Sinopsis La venganza no es más que una satisfacción morbosa, un juicio propio que uno decide efectuar con sus propias manos, sin importar que estas puedan mancharse. ¿Hasta qué punto puede llegar alguien para satisfacer esta oscura emoción...