Sophie vio como Andreas Charisteas atravesaba la puerta de la biblioteca y encaraba a los dos hombres que lo habían sacado de la fiesta para hablar con él. Era un hombre que siempre llamaría la atención en cualquier lugar, de cabello negro, piel ligeramente dorada, cuerpo esculpido y vestido de etiqueta , parecía un Dios moderno. Pura tentación, puro deseo, puro peligro.
Ella sabía perfectamente lo que le iban a informar, ellos se casarían en breve, así lo habían decidido los abuelos de ambos y también sabía que pronto presenciaría una discusión de dimensiones colosales.
Aquellos dos ancianos griegos eran las cabezas de dos imperios y tenían una voluntad de acero, pero Andreas no se quedaba atrás, el desafío siempre estaba presente en sus ojos dorados.
Iba a desatarse una guerra y ella deseaba poder permanecer al margen, pero aquello no estaba dentro de sus posibilidades. Se quedó quieta sentada en el lujoso sillón, quieta y callada mientras su vida cambiaba para siempre.
-¡¿Qué has dicho?! – le gritó Andreas a Nikos Charisteas, mientras echaba una fugaz mirada al rincón donde estaba Sophie.
-Eres joven para estar sordo, Andreas, he dicho que vas a casarte con Sophie.
-¿Y qué diablos te hace creer eso?
-Esa es mi condición para nombrarte heredero...
-Has lo que quieras con tu imperio, construiré el mío – le dijo sonriendo lobunamente.
-Bien-contestó el anciano- entonces tu primo Christos lo heredará todo.
- No puedes hacer eso ...-siseó el joven.
-Puedo hacer lo que quiera, acabas de decirlo.
-No me casaré con esa...
- ¡Cuida tus palabras cuando hablas de mi nieta..! –advirtió Stefanos Tatsis.
-Yo elegiré con quien casarme, ya tengo a alguien que quiero– continuó el joven mirando a su abuelo.
A la distancia, Sophie soltó un leve suspiro, tal vez pudieran escaparse. Si Andreas se negaba, quizá acabaran con aquella locura.
-Lo sé, nunca me importaron tus mujeres , pero no dejaré que te cases con esa prostituta inglesa que tienes por amante – le contestó su abuelo.
-También ella tiene sangre inglesa – acotó el joven señalando brevemente con la cabeza a la chica del sillón quien palideció repentinamente.
-¡ELLA ES UNA TATSIS! – rugió Stefanos y Nikos le hizo señas para que se tranquilizara.
-Con vuestro casamiento, se establecerá la mayor fusión que se haya visto jamás. Charisteas y Tatsis formarán una sola compañía, y tú lo manejarás todo – dijo Nikos tentando a su nieto.
-Te odio viejo, te gusta manejar a los demás como títeres.- escupió las palabras.
-Si lo piensas , Andreas, no eres tan diferente a mí.- le retrucó el anciano.
-¿Manejaré todo? – preguntó el joven ignorando a su abuelo y mirando fijamente a Stefanos Tatsis.
-No tengo heredero y Sophie no podrá hacerlo sola, tú estarás a cargo. Pero a cambio cuidarás de ella, la honrarás como merece una Tatsis.
-Bien – aceptó él y los dos ancianos se sonrieron mutuamente. Ninguno de los tres hombres reparó en las manos temblorosas de Sophie, ni en el dolor en su mirada.
-Buena decisión.- comentó Nikos.
-No te arrepentirás, mi Sophie será la mejor esposa – dijo Stefanos.
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Rompe tu promesa
RomanceAños atrás cuando se habían unido en aquel falso matrimonio. Andreas había rechazado a su inocente esposa, Sophie, y con su terrible soberbia le había hecho prometer que nunca se enamoraría de él. "Nunca te amaré Andreas" había prometido...