Aquella mañana , cuando fue al banco , Andreas se encontró con Russell Carver, de hecho quedaron los dos a solas en el mismo ascensor.
-Charisteas –lo saludó el inglés.
-Carver –respondió él con desagrado.
-Volvemos a encontrarnos.
-Eso parece y no puedo decir que sea un placer.-soltó Andreas con brutal sinceridad.
-Tampoco para mí. Aunque ya que estamos aquí, me gustaría pedirte algo..
- No creo que haya nada que pueda hacer por ti.
-Déjala ir Charisteas...
-¡¿De qué demonios hablas?! Porque quiero suponer que no eres tan imbecil para referirte a Sophie.- se exasperó ante el descaro del otro hombre.
-Sabes que hablo de ella, tú la romperás...destruirás todo lo que ella es.
-Te recuerdo que estás hablando de mi esposa.
-Alguien como tú sólo la dañará, Sophie es demasiado frágil, ya ha sufrido demasiado. Yo cuidaré de ella.
- Maldito seas, aléjate de ella – dijo Andreas y sin poder contenerse se echó sobre Carver y doblando su brazo contra el cuello del otro lo apretó contra la pared del ascensor. Iba a acabar con él en aquel momento.
-Sabes que digo la verdad – siseó él otro respirando con dificultad.
-Ella es mía...
-No es una cosa, es una persona ...-respondió Carver y Andreas lo soltó pues si no se controlaba era capaz de matarlo en aquel mismo instante y sabía muy bien que no valía la pena.
-No estoy dispuesto a dejarla ir. Así que aléjate de ella o yo me encargaré de que lo hagas.- le dijo a Russell con su mirada dorada ardiendo de furia.
-Merece que la amen, no ser sólo parte de un contrato de negocios.
-¡Y tú que sabes! Ella aceptó ese contrato...tal vez también le importa el dinero , ¿no lo pensaste?– dijo él , aunque sabía que calumniaba a Sophie, odiaba la seguridad del otro hombre como si conociera a su mujer mejor que él.
- Conozco sus razones y sólo hablan de lo buena persona que es, pero no es justo que desperdicie su vida junto a ti. Además soy rico , no tanto como tú, pero reconozco a las trepadoras y ella no lo es. Sophie es una de las personas más inocentes que conozco y merece que la amen.
-Y para eso estoy yo – sentenció Andreas.
-No creo que sepas amar Charisteas y por si no te has dado cuenta ella está marchitándose junto a ti – dijo el hombre y en ese momento el ascensor abrió sus puertas y no pudieron continuar con la charla.
Durante las negociaciones en el banco, Andreas sólo pudo pensar en las palabras de Carver. Aquel hombre conocía los motivos que habían hecho que Sophie se casara con él cuando él mismo no los sabía.
Y no sólo eso, no podía olvidar aquellas palabras sobre que él lastimaría a Sophie. No eran verdad, él no permitiría que fueran ciertas.
Aquel día estuvo especialmente desagradable en la empresa y tuvo a todos sus empleados temblando de temor.
Cuando regresó a su casa, pensó en hablar con Sophie sobre lo sucedido, pero al entrar la vio jugar con Pocket. Estaba los dos tirados en una alfombra en el salón y al verlo entrar ambos lo miraron, tenían casi la misma expresión de inocencia y Sophie aún conservaba la sonrisa por los juegos con el cachorrito. Quiso que esa sonrisa se debiera a su regreso, que estuviera dedicada exclusivamente a él. Quería ser quien la hiciera sonreír y no quien la entristeciera.
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Rompe tu promesa
RomanceAños atrás cuando se habían unido en aquel falso matrimonio. Andreas había rechazado a su inocente esposa, Sophie, y con su terrible soberbia le había hecho prometer que nunca se enamoraría de él. "Nunca te amaré Andreas" había prometido...