Andreas había dejado durmiendo a Sophie , pues tenía cosas que resolver .Entró al lugar como un torbellino.
-¿Ésta es la oficina de Carver? – preguntó a la secretaria.
-No puede pasar, necesita una cita ...-dijo la mujer intentando frenarlo, pero ya era tarde, Andreas había entrado y cerrado con fuerza la puerta tras de él.
-¡¿Qué haces aquí?! –preguntó sorprendido Carver desde atrás del escritorio donde estaba, pero antes de que pudiera reaccionar, Andreas avanzó hasta él y le dio un puñetazo que lo tiró al suelo.
-¿Qué diablos..? – preguntó Russell llevándose la mano a la mandíbula, pero antes de poder incorporarse Andreas estaba sobre él agarrándolo de las solapas del saco.
- No vuelvas a acercarte a ella – gruñó con los ojos dorados echando fuego.
-¡Suéltame! –gritó Russell desprendiéndose de Andreas con violencia y levantándose, pero el joven Charisteas volvió a empujarlo contra una pared, haciendo que un par de objetos del escritorio cayeran al suelo.
- No voy a perdonarte que la hayas lastimado, vas a pagarlo Russell- dio en un tono bajo que destilaba ira.
-Tú le has hecho más daño que yo...- le contestó Carver devolviéndole el golpe y cuando Andreas levantó el puño para golpearlo de nuevo, llegó el personal de seguridad para detenerlo.
-¡¡Si te acercas a Sophie, acabaré contigo , tu hotel y todo lo que te importa y sabes que puedo hacerlo!!- lo amenazó a los gritos mientras tres guardias lo arrastraban fuera del edificio.
Andreas se dirigió a su empresa en su auto, mientras se enjugaba la sangre que le goteaba del labio, tenía que llamar a su abogado para evitar que su exabrupto pudiera perjudicar a la gente que lo rodeaba. Aunque la amenaza que le había hecho a Russell era absolutamente verdadera, si se acercaba nuevamente a Sophie, usaría todo su poder para dejarlo fuera del negocio. Después de todo era Andreas Charisteas, y pocos hombres podían oponérsele, definitivamente Russell Carver no era uno de ellos. No había querido jugar rudo porque quería ser un mejor hombre para Sophie, pero después de ver el estado en el que ella había llegado la noche anterior, Russell tenía suerte de estar vivo, porque en el fondo Andreas sabía que él también era culpable de haberle destrozado el corazón a la joven.
De hecho aquel conocimiento de su propia culpa, era lo que le impedía correr hasta ella y decirle lo mucho que la amaba. Porque también sabía que no la merecía, que sin importar lo mucho que pudiera hacer por ella, él era quién la había hecho sentir que no era digna de afecto. Él hecho de que Sophie creyera que todos jugaban con ella era tanto culpa de Carver como de él y de sus abuelos. No había nadie tan apta para dar y recibir amor como ella, sin embargo era posible que nunca pudiera curar las heridas del pasado, ¿cómo se le devolvía a alguien las ilusiones que se le habían arrebatado?¿Cómo la convencía de que su amor no era una farsa?
Andreas recién pudo regresar casi de noche, durante todo el camino, temió que ella ya no estuviera allí, pero al llegar la encontró mirando por la ventana. Muchas veces la había encontrado mirando hacia fuera y había deseado preguntarle qué pensaba.
-No importa ...– dijo ella de pronto sin darse la vuelta, él se sobresaltó porque había pensado que no lo había oído entrar.
-¿Sophie?
-Lo que oí cuando hablabas con tu abuelo.
-Malentendiste todo – dijo él y ella se dio vuelta para mirarlo.
- No importa el motivo, Andreas. La empresa o lo que sea, sólo me quedaré hasta que pasen los seis meses, luego me iré...no con Russell, ni con nadie. Sólo quiero que esta inquietud en la que vivo sumida acabe, quiero volver a ser yo misma...-dijo con decisión.
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Rompe tu promesa
RomanceAños atrás cuando se habían unido en aquel falso matrimonio. Andreas había rechazado a su inocente esposa, Sophie, y con su terrible soberbia le había hecho prometer que nunca se enamoraría de él. "Nunca te amaré Andreas" había prometido...