Capítulo 14

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Sophie retomó sus cursos en la universidad, no le costó mucho ponerse al día y trató de dejar atrás todas sus preocupaciones para concentrarse en sus estudios. La salud de su abuelo estaba estable y un par de días antes habían tenido una charla en la que él la había liberado de cualquier atadura.

-Una vez que pase el tiempo que aceptaste darle, has lo que te haga feliz Sophie – había dicho Stefanos como al pasar y la joven había comprendido que eso significaba que él aprobaría la decisión que tomara respecto a su matrimonio con Andreas. Sin embargo incluso en aquellas palabras, le había recordado que le había dado seis meses de plazo a Andreas, así que la joven dejó que el tiempo pasara. Mientras su abuelo se recuperaba, mientras se preparaba para los exámenes, mientras averiguaba qué haría con su vida cuando aquel tiempo pasase.

Andreas había vuelto a ser "su compañero de cuarto", es decir convivían tranquilamente sin interferir demasiado en los asuntos del otro. Aunque también era cierto que había algo distinto, por ejemplo, se había ofrecido a ayudarla con sus exámenes y ella había aceptado porque extrañamente quería pasar más tiempo con él. Era muy bueno para explicar y le recordaba cuando había empezado a estudiar.

En una ocasión se había pasado un día entero intentando resolver un problema y finalmente, con toda la vergüenza del mundo, había acudido a él para pedirle ayuda, y le había explicado en forma sencilla y sin la arrogancia que lo caracterizaba. Su esposo había dicho que nunca le había pedido ayuda, pero no era cierto, si lo pensaba había acudido a él muchas veces pero por cosas que tal vez no parecían tener tanta trascendencia y por eso él no las tenía en cuenta.

¿Aquellos instantes compartidos le pesarían cuando recuperase su libertad? Las dudas seguían asaltándola, pero tampoco podía olvidar el día que se había pactado su matrimonio, de hecho ni siquiera habían vuelto a hablar sobre las fotos que habían aparecido en la revista. Andreas había dicho que no tenía nada con Anne, pero eso no significaba nada. Era mejor alejarse antes de que otra mujer apareciese en la vida de él.

Ella ya estaba bastante confundida y la visita de Rusell la confundió aun más. Estaba en un recreo en la universidad cuando él apareció buscándola.

-Sophie.

-Hola Rusell, ¿qué haces aquí?

-Vamos a la confitería y te cuento- le propuesto él y fueron a tomar un café.

-No creo que sea buena idea...-dijo ella cuando se sentaron.

-Lo sé. Sé que me pediste que respetara tus tiempos, pero quería verte, aunque esa no es la razón por la que estoy aquí.. Me enteré de algo y quise decírtelo- explicó él y Sophie tuvo un estremecimiento, por un segundo quiso pedirle que no dijera nada, no importaba lo que era, ella no quería saberlo, sin embargo la verdad no podía negarse por siempre.

-Dime.

- Su compañía está por cerrar un trato millonario, muy, pero muy importante Sophie. De eso se trata todo, sabes que cualquier conflicto, incluso personal, puede poner en jaque este tipo de negociación, por eso Charisteas te pidió tiempo y está tan decidido a retenerte. No puede permitieres un divorcio ahora, no hasta que cierren el contrato. Entiendo que quieras cumplir con tu palabra, pero no puedes confundir los motivos, se trata de un negocio, sólo de eso.

-Russell...

-Puedes investigar o pregúntale si quieres, te digo la verdad.- insistió él.

-Gracias, gracias por decirme, pero yo nunca confundí los motivos Russell. Sólo dejaré que pase el tiempo, ya sea por el bien de mi abuelo o de la Empresa, y seré libre. Y luego podré dejar todo atrás, sin arrepentimientos.-dijo ella sintiendo que algo en su interior se endurecía como roca. Estaba mintiendo, a Russell y a ella misma, le dolía terriblemente que volviera a tratarse de dinero, incluso las palabras de su abuelo le resultaban falsas. También él le había pedido que respetara aquel plazo. Ella nunca sería lo más importante para nadie.

Rompe tu promesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora